viernes, 30 de noviembre de 2007

PLÁTICA 1 ABRIL

Mateo (Mt. 9, 9-13): entrega

Descripción del pasaje: Mateo era un judío vendido al poder de los romanos. Se dedicaba a cobrar impuestos a sus hermanos israelitas para pagarlos al pueblo invasor.

¿Cómo había llegado a esa situación?: era un hombre que buscaba su propio provecho, sin importarle nada los problemas de los demás.

Y como colaboraba con los romanos era una persona odiada por sus paisanos y considerado por ellos como un pecador público que había que evitar.

Mateo, aunque cumplía su tarea con eficacia, no estaría dema¬siado contento consigo mismo, pues la conciencia no le dejarla demasiado tranquilo. A pesar de tener una vida cómoda y desahogada, la encontrarla muy vacía.

Y es que Jesús tenia un plan especial para él: quería que fuera apóstol y evangelista. Dios iría preparando su alma para aquel encuentro inesperado (inesperado para Mateo, no para Jesús).

El Señor le invita a dejarlo todo y seguirle, sin decirle adónde, y Mateo no se lo piensa: corta con su vida de pecado, de lujos, de comodidad y se entrega totalmente al servicio de Dios.

Además enseguida llama a sus amigos, pecadores como él, para acercarles a Jesús. Y su vida se llena de alegría: una fiesta continua.

Consideraciones: Mateo sabe de negocios y, por tanto, no deja de aprovechar la oportunidad que Cristo le ofrece: “el ciento por uno y la vida eterna”.

Jesús ve el fondo de los corazones y conoce nuestras ilusiones más profundas.

Él tiene sus planes para con cada uno y espera el momento oportuno para mostrarlos. Respeta nuestra libertad pero no deja de llamarnos en el fondo de nuestra alma.

Cuántos hay que tienen una vida llena de comodidad, de lujo, de capricho, pero se encuentran muy vacíos por dentro.

Cuando no estamos “llenos” de Dios, toda nuestra vida es una “cáscara llena de podredumbre”.

Eso que sabemos nosotros, lo saben también los demás, aunque no lo reconozcan fácilmente.

Cristo no se fija en lo que hemos sido sino en lo que podemos llegar a ser.

Dialogo:
Gracias, Mateo por responder generosamente a la llamada de
Jesús. Ayúdame a mí, para que sepa ser generoso con Dios.

Señor, yo tengo -como Mateo- muchas cosas pero me encuentro vacío de los verdaderos bienes: ¡llename tu con tu gracia y con tu misericordia!

Tú sabes, mejor que yo lo que ha sido mi vida hasta ahora, ¿puedo aun hacer cosas “grandes” por ti?

El ambiente, Señor, tantas veces “tira” de mí: ¿podría yo, con tu gracia, “arrastrar” a mis amigos hacia Ti?

Mateo, supo aprovechar el “negocio” que le ofreció Jesús: ¿y yo? ¿sé responder que sí a lo que me sueles pedir, Señor?

Que yo sea siempre consciente, Señor, que no vale la vena “ganar el mundo entero” si pierdo mi alma.

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