miércoles, 27 de mayo de 2009

PENTECOSTÉS

Casi todos los años se reúnen,en distintas ciudades, miles de personas para celebrar la llegada de la primavera haciendo un macrobotellón.
En Granada había gente de muchos sitios.Además de los universitarios de la ciudad, también vinieron de otras provincias: Jaén, Almería, Madrid, etc. Durante toda la tarde se vio un río de personas que iba con la clásica bolsa de plástico con todo lo necesario. El ambiente era de ilusión, de alegría por la que se iba a armar.

BORRACHERA SIN ALCOHOL

El día de Pentecostés también se reunieron miles de personas en Jerusalén para celebrar la Fiesta de la cosecha, que se tenía cincuenta días después de la Pascua.

En griego, la fiesta de la cosecha se traduce con la palabra Pentecostés, porque se celebraba 50 días después de la Pascua. Venían de Libia,Cirene,de la actual Irak. Casi todos eran judíos nacidos y educados en países extranjeros; por eso hablaban lenguas distintas.Aquello no dejaba de ser un espectáculo curioso.

En ese día los discípulos del Señor estaban reunidos en un mismo lugar, unidos por el miedo, que es lo más penoso que puede unir. Y, de repente, llegó el Amor de Dios (cfr. Hch 2, 1-11: Primera lectura de la Misa).

«Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar» (Hch 2,4). Se llenaron del Espíritu Santo,que produce en el alma los efectos del vino y empezaron a hablar.

DESINHIBIDOS

De esta manera pasaron aquellos primeros cristianos del miedo y de la tristeza a la ilusión, a la ilusión de la juventud, y así nació la Iglesia (cfr. Prefacio de la Misa de Pentecostés). En cambio, en el botellón de Granada algunos pasaron del punto al coma, del puntillo al coma etílico.

Hay un filósofo español que ha escrito un libro que se titula: «Breve tratado sobre la ilusión». En castellano la palabra «ilusión» tiene varios significados.

Se habla de un «iluso» cuando una persona tiene ideas que no están fundadas en la realidad. Pero también el término «ilusión» tiene una carga positiva: por eso hay cosas que llamamos ilusionantes Es la ilusión tan propia de los niños, los locos y los borrachos.

LOCUACES

Precisamente uno de los efectos del alcohol es transformar la realidad y hacerte más expansivo.

Me contaron que algunos locutores de radio,antes de salir en antena, se toman un copazo, para tener así más facilidad de palabra. ¡Cómo cambia la cosa cuando se tiene el cuerpo entonado!

Pues el Amor de Dios, el Espíritu Santo, es como el vino que enardece, ilusiona y nos hace hablar con el lenguaje que la gente entiende, el lenguaje del corazón.

Por eso le decimos con la Iglesia: –Ven Espíritu divino (…) riega la tierra en sequía. –Entra en el fondo del alma,divina luz,y enriquécenos. –Infunde calor de vida en el hielo (Secuencia de la Misa de Pentecostés).

Los Apóstoles «se llenaron del Espíritu Santo y hablaron de las maravillas de Dios», nos dice el Libro de los Hechos. Aquel día, los Apóstoles no se cortaron un pelo. De hecho, la gente que les escuchó estaba asombrada y perpleja. Tanto que se decían unos a otros: –«¿Qué puede ser esto?».Y otros se burlaban diciendo:–«Están bebidos» (cfr. Hch 2, 12–13).

Dicen, y es muy probable, que la cerveza la inventaron los monjes. Por algo sería...

ENAMORADOS

Los Apóstoles estaban llenos del Espíritu Santo y, por eso, no les paró nadie. San Pedro gritaría las maravillas de Dios en el idioma de la Capadocia.También Santo Tomás se pondría a hablar con fluidez la lengua de los medos, y San Mateo anunciaría el Evangelio como los bereberes del norte de África. Unieron a todos los que estaban allí hablando del Amor de Dios en distintos idiomas.

UNA LENGUA ÚNICA

Todos recordamos cómo la civilización antigua levantó una torre que acabó separando a los hombres de Dios, y a los hombres entre sí, porque no hablaban el mismo lenguaje.

Eso fue Babel, el orgullo que condujo a la separación. Es lo contrario de Pentecostés. Porque el Amor de Dios no tiene barreras. Nos lleva a hablar en el lenguaje que todo el mundo entiende: el lenguaje del afecto, del amor.

Pero el lenguaje es un vehículo; lo importante es el contenido. El mensaje que nosotros tenemos que transmitir es que tanto amó Dios al mundo que nos entregó a su Hijo. Ésta es la maravilla de Dios (cfr. Hch 2, 11).

VERGÜENZA CORNUDA

El diablo no quiere que la gente sepa esto. Nos tienta para que no hablemos de Dios. Nos mete la idea de que si hablamos, entonces los demás nos mirarán como si fuéramos personas raras.

Nos mete miedo y vergüenza: ¿qué van a decir si invito a este amigo para que vaya a Misa conmigo? o ¿qué pensará si le digo que haga un rato de oración o que se confiese...?

El tentador nos quiere convencer de que si hacemos apostolado vamos a perder puntos delante de los demás. Pues quédate sin puntos, como le sucede a los que conducen borrachos. Quédate sin puntos,pero tú conduce a la gente al Cielo.

Ven, Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles (Aleluya de la Misa).

María es su Esposa. Está llena del Espíritu Santo. Ella nos lleva al Señor casi sin darnos cuenta. Con Ella el amor a Dios entra solo, como el buen vino, y va directo al corazón.

martes, 26 de mayo de 2009

UNA AYUDA DEL CIELO



Dios tiene unos planes con cada persona, pero no los revela de golpe, va poco a poco. Tampoco a nosotros nos es fácil descubrirlos, porque el pecado nos impide ver con claridad su voluntad.

Si a esto añadimos nuestra tendencia a hacer el mal, resulta evidente que nos hace falta una buena ayuda. Por eso, Dios nos envió el Espíritu Santo para que nos guiara.

Cuando venga Aquél, el Espíritu de la verdad, os guiará hacia toda la verdad (Jn 16,13) dijo Jesús.

EL ESPÍRITU SANTO ACTÚA.

El día de Pentecostés, el Espíritu Santo conmocionó a toda una ciudad. Fue algo prodigioso (cfr. Hch 2,1-11). Aquel día se armó un buen jaleo.

El Señor envió su Espíritu y literalmente renovó la cara, el ambiente de Jerusalén. Se convirtieron miles. Dios mostró su inmensa grandeza.

Dios Espíritu Santo, cuando se le deja, no para quieto. Hace y deshace, sugiere cosas que no van o que deberían ir mejor. Actúa en silencio, como el fuego. Pero, si le dejas, lo devora todo. En las profundidades de nuestra naturaleza caída, El está trabajando, sin saberlo nosotros. Sin saberlo nosotros, pero, quizá, no sin nosotros pedirlo.

-Llena lo más íntimo de nuestro corazón (Secuencia) y haz que ardamos en el Amor de Dios (cfr. Aleluya de la Misa).

DOS EJEMPLOS

En una ocasión, un sacerdote me aconsejó: cuando tengas la próxima plática con Primaria (6 años), prueba una cosa: que le pregunten al Espíritu Santo qué es lo que quiere de ellas, іya verás!

Yo tenía mis dudas de que aquello saliera, pero tampoco iba a pasar nada por probar. Les expliqué antes que el Espíritu Santo es el que nos dice las cosas que tenemos que hacer para irnos al cielo. Luego nos dimos 20 segundos para ver que nos decía.

Se armó una buena. Empezaron a levantar la mano. Algunas decían el clásico obedecer a mamá y comerse todo, pero una soltó, así, sin anestesia: tengo que pedir perdón a la seño porque he pensado mal de ella. La seño se reía, supongo que por no llorar. Y para que no llegara la sangre al río rezamos un avemaría y cada una a su clase.

En otra ocasión, predicando un curso de retiro, vino una persona contando que se le había ocurrido preguntarle al Señor lo que quería de ella. Se puso a apuntar directamente y le salieron 23 cosas en dos minutos, y todo de corrido.

¿CÓMO ACTÚA?

El Espíritu Santo actúa de una manera muy concreta: nos hace ver con claridad cosas que debemos cambiar. Si le hacemos caso, nos dice cosas nuevas. Sino, se retira y se queda callado.

Y no vuelve a decirnos nada hasta que no le pidamos perdón con insistencia. Es la manera que tiene de respetar nuestra libertad.

El Espíritu Santo "sirve" si le hacemos caso. Esto se nota mucho con la gente que se va a confirmar. Los que van a Misa y rezan notan la acción de Dios. Los que no, no. Por eso hay gente que piensa que lo de la confirmación tampoco es para tanto.

DEJARLE HACER

Para facilitarle las cosas lo mejor es pedirle que nos ayude. Para eso vamos a seguir la secuencia que se lee en la Misa de hoy.

Ven, Espíritu divino, mana tu luz desde el cielo (…) Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Sigue la secuencia hasta un párrafo donde se le piden varias cosas:

Lava quod est sordidum, lava lo que es inmundo. No solo son las tentaciones contra el sexto y noveno mandamiento. También se refiere a de pedirle que nos limpie de toda envidia que tenemos de los demás, de que les salgan las cosas mejor que a nosotros.

Lo sórdido es todo lo que nos avergonzaría que se supiera. También, cuando nos enfadamos porque alaban a una persona, eso es sórdido. O cuando, por rencor, no ayudamos a alguien, solo porque es una persona que no nos entra bien, eso es sórdido.

Riga quad est aridum, riega el suelo seco. Cuando decimos eso, no nos referimos solo a que empape nuestra alma seca y árida y haga de nuestra piedad algo fresco. También se trata de la sequedad y aridez en nuestra relación con las personas.

Como una especie de egoísmo que nos separa de los demás y que nos hace ir a lo nuestro. Le pedimos, ahora, que nos libre de ese egoísmo que crece en nuestro interior.

Sana quod est saucium, cura lo que está enfermo. A veces tenemos ciertas fobias o antipatías con determinadas personas, gente que no podemos ver por la manera que tiene de hacer las cosas o por como son.

Podemos tener guardadas cosas que nos han hecho y que no estamos dispuestos a perdonar. A veces, todo eso llega a formar parte de nosotros y, por decirlo así, no podemos evitarlo.

Justamente, como nosotros no podemos, le pedimos al Espíritu Santo que sane esas heridas ocultas.

Flecte quod est rigidum, doblega nuestra rigidez. Es la actitud rígida, de falta de comprensión ante los defectos de los demás. En vez de rezar, nos enfadamos. Le pedimos también que nos libere de esa reacción.

Fove quod est frigidum, calienta lo que está helado. A veces, tenemos una especie de torpeza mental para rezar y para hacer apostolado. Estamos paralizados como las personas mayores el los fríos duros del invierno.

Le pedimos que no estemos insensibles cuando estemos con el Señor como si fuéramos un mueble. Y en el apostolado, que hablemos de él con vibración, dando una imagen atractiva de Dios.

Rege quod est devium, endereza lo que está desviado. Hay gente que disfruta llevando la contraria a todo. Es algo que, con el tiempo, se puede convertir en una manía. Le pedimos que enderece exageraciones y complicaciones, que nos haga sencillos.

Madre nuestra, Esposa del divino Espíritu, que nos dejemos guiar, que le obedezcamos.

martes, 19 de mayo de 2009

LA ALEGRÍA DE LA HUERTA


Siempre me ha llamado la atención la paciencia que tienen las personas que trabajan en el campo. Son muy constantes, porque el campo necesita continuidad, pero van sin prisas. 

Un día, paseando por un camino de tierra, apareció una motillo con un señor mayor que nos pasó muy despacio. Salió del camino un poco más adelante, aparcó la moto debajo del único árbol que había, se bajó lentamente, se acercó a la huerta y se puso a darle un poco con la azada. 

A simple vista, parecía que lo que hacía no servía para nada. Lo increíble es que, cuando volvimos a pasar, de vuelta, el hombre seguía prácticamente en el mismo sitio. Eso sí que es paciencia. 

La gente que trabaja el campo es capaz de esperar, dejando tiempo a la naturaleza para que de fruto. Echan agua y abono y esperan, sobre todo espera. 

Te leo unas palabras de Santiago Apóstol: Mirad, el labrador espera el fruto precioso de la tierra, aguardándolo con paciencia hasta recibir las lluvias tempranas y las tardías. 

Tened también vosotros paciencia (...) porque la venida del Señor está cerca (Santiago 5, 7-8).

DIOS ES EL QUE HACE CRECER

Dios todo lo gobierna. De él dependen los frutos de un naranjo. Hasta los males el Señor los utiliza para el bien, como el agricultor utiliza el abono. 

Dios mira a las personas como el campesino la tierra, con paciencia y serenidad. Podemos pedirle ahora, en nuestra oración: que yo vea con tus ojos las situaciones y las personas.

Has de ver las cosas, dice san Josemaría, con ojos de eternidad, “teniendo en presente” el final y el pasado (Camino, 837). 

LA ESCUELA DEL MAESTRO

Dios tiene una paciencia infinita con las personas y hace todo cuanto puede para ayudarlas.

Jesús estuvo mucho tiempo con los Apóstoles. Los Doce no hacían más que meter la pata. Él los corregía y los formaba. 

El resultado fue que le traicionaron. Humanamente no puede haber un final más trágico. Pero es que eso no fue el final.

Curiosamente, cuando el Señor se fue al cielo y ya no estaba con ellos, fueron mejorando. Dios Espíritu Santo actuó y les hizo santos. Y, los que parecían que no se enteraban de nada, gastaron y dieron su vida por él.

Más increíble todavía fueron los fariseos. Eran los que perseguían a Jesús en su paso por la tierra. Pues muchos fariseos se convirtieron al cristianismo con el paso de los años. De hecho fueron ellos los que provocaron el concilio de Jerusalén, donde se aclaró que no hacía falta circuncidarse para ser cristiano (gracias a Dios).

Y más impresionante fue lo que cuenta Caterina de Emerich de los que apresaron al Señor en el Huerto de los Olivos. Esos que le empujaron, maltrataron e insultaron, también se convirtieron.

-Señor, enséñanos a rezar, hacer todo lo que esté en nuestras manos y esperar. 

Rezar y hacer, sabiendo que es Dios quien hace las cosas. Yo planté, Apolo regó, pero Dios es quien ha dado el crecimiento (1Cor 3,6-7).

TENER PACIENCIA Y NO DESESPERARSE 

Sino se tiene esto claro entonces vienen las prisas para solucionarlo todo y, muchas veces, el cansancio o la tristeza cuando las cosas no salen como queremos.

El camino del cristiano, el de cualquier hombre no es fácil, dice san Josemaría. Ciertamente, en determinadas épocas, parece que todo se cumple según nuestras previsiones; pero esto habitualmente dura poco (Amigos, n.77).

Es importante saber que Dios está detrás de todo lo que ocurre. Quiere que todos los hombres se salven, a pesar de que tengamos también nuestro días.

CONFIANZA

Dios sabe por donde nos lleva. A veces nos hace conocer los adelantos interiores cuando quiere y como quiere. Otras vemos más nuestras miserias.

Lo mismo que el agricultor no pierde la serenidad al ver de un día para otro que aquello no crece, nosotros debemos confiar porque cerca, muy cerca está Dios. 

TIEMPO Y CALMA

Las almas necesitan tiempo para mejorar. Hay que confiar en Dios y actuar como él. Y el Señor tiene una paciencia infinita: continuamente perdona, da su gracia y anima.

Además, quien conserva la calma está en condiciones de pensar, de estudiar los pros y los contras (Amigos, n.79).

CONSTANCIA

Con las almas es fundamental la constancia. De una semana a otra. Procurar que no se rompa la frecuencia semanal. Esos son como los cuidados que exige el campo.

LA ALEGRÍA DE LA HUERTA

Actuando así, rezando y haciendo todo lo posible, se está sereno porque el fruto vendrá.

Convéncete: cuando se trabaja por Dios, no hay dificultades que no se puedan superar, ni desalientos que hagan abandonar la tarea, ni fracasos dignos de este nombre, por infructuosos que aparezcan los resultados (Surco, n.110).

Por eso entendemos ahora mejor las palabras de san Pablo: Gaudete in Domino semper: iterum dico: gaudete (Fil 4,4) vivid siempre alegres en el Señor; os lo repito: estad contentos. 

іQué paciencia la de las madres! Un día y otro rezando por sus hijos y esperando que crezcan bien. La Virgen está siempre sonriendo. El Papa nos aconseja que busquemos sus sonrisa. Ella reza, actúa y espera, pero serena, siempre serena.

EL OSCAR (LA ASCENSIÓN, CICLO B)

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EL SEÑOR se encarnó para poder sufrir por nosotros. Porque Dios no podía sufrir, a menos que se hiciese hombre.

Hemos comprobado el amor que el Señor nos tiene: nada más hay que mirar sus manos y sus pies para emocionarse.

Por nuestro amor sufrió esas tremendas heridas, y muchas humillaciones.

El día de la Ascensión (cfr. Hch 1, 1-11: Primera Lectura de la Misa) llegó Jesús a la Gloria y recibió todo el agradecimiento desbordante, que hasta entonces había
estado conteniendo el Cielo.

APLAUSOS

El día que Jesús entró en el Cielo fue como una explosión de alegría. Me acordaba de las Jornadas Mundiales de la Juventud con Juan Pablo II: Santiago de Compostela, Denver, París, Roma, o la última que hubo con Benedicto XVI en Colonia, en la que a lo mejor estuviste.

Impresionaba ver miles y miles de jóvenes, y no tan jóvenes, aclamando al Papa cuando pasaba con el papamóvil entre la multitud: gritos de ¡Viva el Papa!, banderas al viento, gente corriendo intentando seguir el coche blanco…

Podemos imaginarnos así la entrada de Jesús en el Cielo. Tuvo que ser como una explosión de júbilo. Como cuando llega la primavera, que parece que la naturaleza, de repente, despierta de golpe. Se abren las flores y se llena el ambiente de aromas. Incluso la gente parece que tiene una alegría que no puede contener y hablan más. Están contentos casi sin esfuerzo.

Es lo que le pasa a la gente que está a la salida de la Catedral de Granada el día del Corpus cuando ven aparecer la custodia: que rompen a aplaudir con fuerza. Así sería el recibimiento en el Cielo el día de la Ascensión.

Dice la Escritura que ese día los Apóstoles se volvieron llenos de alegría.

EL PREMIO

La gran alegría de que Jesús volviera al Padre pudo más que la tristeza de no volver a oírle y verle como antes en la tierra. Es un día de fiesta, no de ayuno y luto.

La primera Navidad fue un día bonito para los hombres, pero Jesús tuvo que pasar frío. Hoy el Señor también disfruta del momento. Es su día. El día de su Gloria. Dios Padre, que se deshace en cariño y ternura, por la obediencia y la humildad de su Hijo hecho hombre.

Y los Ángeles, que se maravillan, por servir a un Dios tan bueno. Y los Santos que estaban allí con una emoción impresionante: sobrecogidos por un Amor tan fuerte.

EL MEJOR TRABAJO

Un Amor más grande que el dolor y la muerte. El Señor ha transformado esos dos productos del infierno.

Dios, como hace siempre, del mal saca bien, y de un río de maldad saca un océano de cariño. ¡Qué alegría más grande tener un Dios tan bueno!

Dice el salmo que el Señor «asciende entre aclamaciones ». Dan ganas de estar allí para aplaudir con fuerza (cfr. Sal 46, 2), en agradecimiento por todo lo que ha hecho Jesús por cada uno.

–Nos alegramos por Ti, Señor, porque has dejado este mundo en el que tanto padeciste, para gozar de la eternidad;
–nos alegramos por nosotros, porque la humanidad ha tomado por asalto la ciudad del Cielo;
–porque Tú, Señor, que en ocasiones nos llamas a compartir tus sufrimiento, nos llamarás a compartir tu Gloria.

A LA ESPERA DE NUESTRO AÑO

Nosotros también somos hombres. Dentro de unos años llegará el momento de recibir el resultado del jurado por nuestra actuación en este escenario de la tierra.

Lo que más se valorará entonces será el cariño con que hayamos interpretado todo, y si hemos sido capaces de trasformar el mal en bien. Esta es la verdadera ciencia del artista.

El Señor recibió el día de la Ascensión el Óscar al mejor hombre que ha existido. Allí está desde entonces a la derecha de Dios Padre (cfr. Ef 1, 17-23: Segunda Lectura de la Misa).

Y nos ha dejado aquí para continuar con su misión (cfr. Mc 16, 15-20: Evangelio de la Misa), que consiste en llevar el secreto de la felicidad a todas las gentes del mundo.

NUESTRA PELÍCULA

Nuestra misión es que mucha gente gane su «estatuilla». Éste será nuestro mejor premio: el que ganen los demás. Cuando entremos en el Cielo –que es Hollywood– mucha gente elegante nos aplaudirá a rabiar, trofeo en mano. Pues nosotros les ayudamos a ellos a ganarlo.

Estaremos igual que los que suben a recoger el Óscar, como en una nube, flotando, pero no durante unos días, sino por toda la eternidad.

La que más se alegró de la Ascensión fue María. Por fin Jesús gozaba de toda su Gloria. Ella disfrutaría de un recibimiento parecido el día que subió al Cielo. Es la mejor entre todas las mujeres. Supo cumplir su misión. No era para menos, «la Astilla proviene de tal Palo».

martes, 12 de mayo de 2009

ADORADORES DEL ESFUERZO



El Libro de los Proverbios recoge una serie de enseñanzas que son fruto de la experiencia de los hombres porque reflejan la vida misma.

Al tratar la vanidad, habla de las personas que se empeñan en hacer muchas cosas, una detrás de otra, pero que cuentan poco con Dios. 

Se esfuerzan lo más grande, pero al no contar con el Señor no tienen todo el fruto que deberían y, humanamente, lo pasan mal y se lo hacen pasar mal a los demás. 

Por eso dicen los Proverbios: ¿Qué le queda a aquel hombre de toda su fatiga y esfuerzo con que se fatigó bajo el sol?

Pues todos sus días son dolor, y su oficio, penar; y ni aun de noche su corazón descansa. También esto es vanidad.

Detrás de esta enseñanza hay mucha experiencia porque puntualiza mucho. 

LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA

Teóricamente sabemos que Dios es quien hace las cosas. Eso lo hemos predicado y aconsejado muchas veces, y lo seguiremos haciendo porque es la realidad.

Pero, luego, en la práctica actuamos como si eso fuera relativo. No falso sino relativo.

Creemos firmemente que la gente responde por las cosas que les decimos o que las cosas salen adelante por nuestro esfuerzo infinito, no tanto por la gracia de Dios. Por supuesto que hay que contar con ella, pero sobre todo, lo importante es moverse.

Las personas así actúan como diciendo: hay que obedecer a Dios, lo quiera Dios o no. Lo importante es tirar del carro apretando los puños y los dientes, ir hacia adelante pase lo que pase y caiga quien caiga. El Señor, en la práctica, cuenta más bien poco. 

UNA CONCIENCIA TRANQUILA

Todo el mundo busca tener la conciencia tranquila. Es lógico porque se vive mejor sin remordimientos.

Lo interesante es descubrir qué es lo que nos tranquiliza la conciencia. Para muchos, lo que más les tranquiliza es tener todo hecho y no fallar. Además, así se consigue también que los demás piensen bien de nosotros. 

Y, cuano fallan o no se llega a todo, pierden la tranquilidad e intentan por todos los medios resolverlo sin contar mucho con Dios.

CUMPLIR POR CUMPLIR

Las personas así luchan para hacer todo bien y poder dar cuenta positiva de lo que hacen. No se paran a pensar si todo eso les une más a Dios o no. 

Buscan cumplir con lo teóricamente establecido, da igual de lo que se trate, ya puede ser hablar con una persona, acompañar a alguien, cambiar una bombilla o ir a Misa. Por encima del amor a Dios está la tranquilidad del deber cumplido. 

ADORADORES DEL ESFUERZO

Debemos tener siempre presente que la mayoría de las cosas buenas que tenemos son regaladas. Pero, los hombres, inconscientemente, tendemos a valorar solamente lo que hace cada uno. 

Un hombre tenía un hijo muy laborioso y bueno: ese muchacho se levantaba con el alba y trabaja de sol a sol. Pero la tierra que cultivaba era mala y no disponía de más instrumentos de labranza que un burro viejo y achacoso, que más que ayudarle le daba trabajo.

Estando el padre de viaje, llegó a la casa el Rey del país. Pero no lo reconocieron porque llevaba vestiduras normales, y hablaba como ellos, pero un poco más culto.

Como la familia era muy buena lo invitaron a cenar, y a que descansara esa noche. El Rey pudo enterarse de los apuros económicos que pasaban, de la falta de instrumentos adecuados, y de lo mucho que se esforzaban todos en aquella casa. 

El Rey se enterneció al oír sus preocupaciones. Se compadeció y, antes de marcharse, les dejó lo más valioso que llevaba a mano, un anillo con un brillante. Pensó el Rey que con aquello podrían comprar aperos de labranza y material para la despensa, y hacer el arreglo del tejado. 

Al cabo de unos días volvió el padre, y le hablaron del forastero que habían tenido alojado. Y le enseñaron el anillo que les dejó, en agradecimiento.

El padre de familia lo examinó detenidamente, estudió la piedrecita, y tiró el anillo a las gallinas, mientras con mucha sabiduría dijo: —Hijo, nada que no se consiga con esfuerzo puede ser bueno. 

Sin lugar a dudas en el siglo XX, hubo muchos adoradores del esfuerzo, que no necesitaron de Dios. Para la salud tenían medico especialistas, para el confort el estado de bienestar. Pero queda el alma... Para el alma estaban los psiquiatras. 

VIVIR EN TENSIÓN, CON OJERAS Y DE LOS NERVIOS.

Una vida así es poco apetecible. Se vive en continua tensión, sin paz para uno mismo ni para los demás. Para conseguir unos objetivos son capaces de dormir poco y sufrir como nadie pudo haber sufrido antes. 

Se exigen y exigen tanto que parece cosa inhumana. No descansan ni dejan descansar. Buscan tanto lo humano que la propia persona se hace inhumana. Al ser tan poco sobrenaturales, su fruto es la ineficacia.

Pretenden que todo el mundo siga su ritmo. Hay quien lo aguanta una temporada, otros no. Y si alguien no entiende que haya que seguir ese ritmo, entonces se escandaliza y se enfada.

Si la que no lo entiende está por debajo de ella, no le hace caso y ya está. Pero si está por encima, la critica y llega a la conclusión de que no la entienden.

Se ponen nerviosas si las cosas no salen como ellas piensan. Y es muy raro que cedan. Si lo hacen es porque no queda otra.

Nunca están contentas con lo que tienen. Y nunca lo estarán, porque cada persona es distinta, y no lograrán que sean como ella, por eso se quejan y protestan con frecuencia.

Como no tienen rectitud, un comentario favorable las traslada al olimpo de los dioses. Y uno desfavorable las hunde en la miseria. Viven de comentarios tipo: fíjate ésta qué sacrificada es, así da gusto. 

Se sacrifica, en parte, para que alguien se de cuenta. Y, por si acaso y para amarrar, lo van diciendo por ahí y así no hay duda de lo que le cuestan las cosas. 

CALIDAD DE VIDA

Si una persona está en tensión, no duerme, se enfada mucho, se agita y no es feliz, tiene ojeras y está de los nervios, la solución no es el suicidio sino contar más con el Señor. Porque, en el fondo desconfían de todo lo que no sea propio, también de Dios.

El Señor ayuda a los necesitados. A los no necesitados también les ayuda, pero estos echan los regalos de Dios a las gallinas.

No se dan cuenta de que, si cuentan con el Señor, además de haber fruto, van a mejorar bastante su calidad de vida.

Por eso, sigue diciendo el Libro de los Proverbios: No hay mayor felicidad para el hombre que comer y beber, y disfrutar en medio de sus fatigas. 

Yo veo que también esto viene de la mano de Dios, pues quien come y quien bebe, lo tiene de Dios.

Todo lo bueno depende de Dios, también la bondad y calidad de una vida.

Porque a quien le agrada, da El sabiduría, ciencia y alegría; más al pecador, da la tarea de amontonar y atesorar para dejárselo a quien agrada a Dios (Prov 2,22-26).

CONTAR CON DIOS

Vale la pena, hasta humanamente, contar con Dios. Y mucho más cuando Jesús está continuamente a nuestro lado para echarnos una buena mano con su gracia. Sería absurdo no utilizar la ayuda qe quiere darnos en cada momento. ahora mismo está con nosotros. 

Porque ha hecho cosas grandes e mí. Pidámosle a nuestra Madre que nos fiemos más de Dios, que contemos más con él. Que le dejemos hacer porque, además, así se vive mejor.

lunes, 11 de mayo de 2009

NUEVO MAIL PARA PEDIR FOLLETOS

ORAR CON GPS


Ya ha salido a la venta la primera selección del foro.

Se trata de un pequeño folleto con 7 meditaciones para ayudar a la gente joven (y también a la menos joven) a hacer oración.

La edición a cargo de Casablanca ha quedado magnífica. Por eso se está vendiendo como rosquillas: 1.000 ejemplares en la primera semana.

Pedidnos los ejemplares que necesitéis (para vosotros, la parroquia, el colegio, amigos y amigas…) mandando un mail arvo@casablan.org o llamando a Tlf: 923 26 13 03 - 923 26 66 92. Os los haremos llegar contrareembolso. El precio de la unidad es 2 €.

No dudéis en hacernos llegar vuestras sugerencias para la siguiente edición.

Este es el índice del primer folleto:

miércoles, 6 de mayo de 2009

VIDA CONTEMPLATIVA


San Josemaría nos decía que tenemos que ser santos con lo ordinario. Ese es el mensaje del Opus Dei.

Se trata de encontrar al Señor con lo que hacemos, ser contemplativos. Y para eso, hace falta espíritu de recogimiento.

Necesitamos tener un trato continuo con Dios, de tal manera, que no necesitemos buscar cosas fuera. Nuestro mundo lo llevamos dentro y lo comunicamos a otras personas en la medida en que somos contemplativos.

A eso hemos de llegar, a que todo nos lleve a Dios: a que estemos en coloquio continuo con Él sin que nada nos distraiga.

ANATEMA SIT

Jesús nos llamó para que estuviéramos con él. Eso es lo primero.

Muchas veces nos distraemos en hacer cosas que Dios no quiere, porque, aunque no sean malas nos distraen de él.

A veces, nos metemos tanto en el día a día que nos olvidamos de Dios.

San Pablo dice una frase que nos puede resultar llamativa: Si alguno no ama al Señor, que sea anatema (1Cor 16, 22).

«Sea anatema» es una fórmula de castigo y de maldición (cfr 12,3; Ga 1,8). Parece que significaba la exclusión pública de la Iglesia, es decir la excomunión.

El Apóstol emplea ese término tan contundente, porque las consecuencias de no amar al Señor son graves. Por eso precisamente emplea una fórmula tan dura: "sea anatema".

Todo lo que hacemos nos tiene que servir para amar a Dios, sino no tiene sentido. Lo que no nos una al Señor no sirve.

DOS EJEMPLOS DE LA VIDA

También, un sacerdote amigo me comentó lo mucho que le sirvió un consejo que le dio su director espiritual.

Como, a veces, no podía rezar con tranquilidad en el confesionario, de tanta gente que iba, le aconsejó que, para rezar bien, se fuera a un sitio tranquilo. De esta manera, le decía, si tratas al Señor bien, lo demás te saldrá sólo.

Aprendió una lección muy importante: ser contemplativo no consiste en atender a mucha gente, sino en atender bien a Dios.

Don Álvaro un año estuvo a punto de quitar el UNIV...

DISPERSIÓN

El diablo pretende precisamente eso, e intenta que estemos dispersos, sin recogimiento.

Ya que no puede evitar que trabajemos y saquemos adelante muchas cosas, por lo menos intenta que todo eso no nos lleve a Dios.

La vida contemplativa que hemos de vivir se opone a la dispersión. Lo que busca el enemigo es la dispersión de fuerzas, divide y vencerás.

Vivimos en medio del mundo y hay muchas cosas que reclaman nuestra atención. La cultura de la imagen nos lleva a actuar sin pensar, sin valorar donde nos lleva lo que hacemos. Lo importante es correr, no importa hacia dónde.

MARTA Y MARÍA

Cuando Jesús fue a Betania, Marta no paraba de moverse. Iba de acá para allá, aparentemente sirviendo al Señor. María dejó de hacer cosas porque le llevaban a lo importante.

Las dos querían a Jesús, pero una mejor que otra. Y el Señor dejo claro que María estaba haciendo lo que él quería.

LA CONTEMPLACIÓN DE LOS SANTO

Juan Pablo II sabía encontrar a Dios en medio de su tarea. Y cuentan que, cuando escribía, anotaba en el margen algunas palabras de una antífona a la Virgen que le servía para unirse a ella con lo que hacía.

San Josemaría lo tenía tan aprendido que un día vio como alguien cerraba la puerta dando un portazo. Con paciencia le enseñó a marcar los tres tiempos que lleva cerrar una puerta, bajar la manilla, cerrar la puerta despacio y subir otra vez la manilla. Y mientras le enseñaba esto, aconsejaba acompañar esos movimientos con una jaculatoria al Señor.

UN REGALO DEL CIELO

Si ponemos los medios para que todo nos lleve a él, será fácil tenerlo presente al coger el autobús para ir a la universidad, al descolgar el teléfono, al comenzar el trabajo o al sentarse para organizar cualquier cosa.

Porque la contemplación es un don de Dios, un regalo que nos hace cuando le buscamos. Si no, es muy difícil.

Así vivió la Virgen, amando constantemente a Dios con su tarea diaria. Contemplaba a Jesús hiciera lo que hiciera.

En el trabajo: ¿qué estuve haciendo esta tarde? No sé: ¿oración? ¿trabajo?, es difícil distinguir.

Ser sobrenaturales en las conversaciones, sacarle punta sobrenatural.

No convertir nuestra media hora en tiempo de arreglar la agenda, o qué hay que poner de comer para el día siguiente, sino al revés.

DOCILIDAD AL ESPIRITU SANTO


Todos sabemos que, para ser santo, lo importante es reconozcer los errores. Porque, cuando se hace, es muy fácil que te ayuden. De otra manera, se avanza más bien poco, ya que la persona no lucha en su verdadero problema. Y eso es una tragedia. 

Hay gente, lo sabemos por experiencia, que se cree que actúa bien y no se da cuenta sus fallos. En el fondo no es realista. ¡Que rápido va alguien cuando se deja corregir!, іy que despacio cuando se enfada! 

Contaban en una ocasión en que D Álvaro estaba enfermo en la cama, que san Josemaría le recriminó a don Florencio, otro sacerdote, una cosa que había hecho mal. 

El santo que sabía a quién corregía, salió de la habitación y don Álvaro para quitar hierro le dijo a don Florencio: de esas a mí me dice 5 al día. Y no lo decía con acritud. No nos extraña que esté abierto su proceso de canonización.

¡NO SE LE PUEDE DECIR NADA!

Hace unos meses me decía una madre, casi desperada, de su hija que esta en la ESO: si es que no hay manera de decirle nada, porque todo se lo toma a la tremenda. Y lo peor, es que se cree perfecta y que todo lo hace bien.

Esto me trae a la memoria una vez que le pregunté a una alumna: oye tú ¿cuánta verdad sobre ti misma estas dispuesta a aguantar? Y, ella, con cierta gracia me dijo: ¿y usted?

-Señor, yo ¿cuánta verdad estoy dispuesto a escuchar? ¿Cuánta he escuchado e he aceptado ya?

San Josemaría cuando abría su alma, al terminar, decía al que le escuchaba: si quieres, ahora tú pregúntame lo que te parezca.

CORREGIR AL PAPA

Hay un pasaje de la Escritura que nos puede servir. Se trata de cuando que San Pablo tuvo que corregir en público a San Pedro, porque su conducta iba en contra de lo que Dios quiere. 

En el concilio de Jerusalén habían decidido los Apóstoles que los cristianos no tenían porqué cumplir las costumbres judías. Entre ellas estaba la prohibición de no comer carne con sangre. Decidieron que se podía comer inspirados por el Espíritu Santo. 

Un día Pedro, el primer Papa, viajó a Antioquia donde vivían muchos cristianos no judíos. Allí estaba también Pablo. San Pedro se sentó a la mesa para comer lo que le pusieran, y entre otras cosas había asado de liebre, carne de puerco y anguila de Orontes, que así se llamaba el río que cruzaba Antioquía.

A San Pedro le entraron dudas de si comer o no comer ese tipo de carne, por no quedar mal delante de alguno judíos que allí estaban. Al final decidió seguir la costumbre judía de no comer. 

Aquello fue un golpe muy duro para los de cristianos no judíos de Antioquia. Además, su mal ejemplo cundió, y otro de los discípulos, Bernabé, tampoco comió.

San Pablo se encontró en la difícil situación de tener que corregir a Pedro, la cabeza de la Iglesia. Le costó y, además, lo hizo en público para sanar también su mal ejemplo. San Pedro rectificó, se dejó decir todo, fue dócil al Espíritu Santo, y por eso alcanzó la santidad. 

DOS PUEBLOS Y UNA GASOLINERA

Lo normal en esta vida es tener errores. Lo anormal es que no nos los puedan decir. 

Al Señor no le importan nuestros fallos, lo peor es que no le dejemos actuar. Porque, entonces, ponemos dificultades a la acción del Espíritu Santo. 

¡Cuánto ayudan la biografías de los conversos! Ayudan sobre todo ver su docilidad al Paráclito. 

La coversión de un famoso actor de cine mexicano de hace unos años, es un ejemplor de esto.

El inicio de su conversión no fue cuando habló largo y tendido con el sacerdote, sino cuando su profesora de inglés le echó en cara sus errores. 

Se había pasado bastante de la raya en el ambiente frivolo en el que se movía. Se pasó dos pueblos y una gasolinara como quien dice. Pero se dejó decir todo y ahora está feliz.

VIVIR FELIZ

El que es dócil al Espíritu Santo vive feliz, sereno, porque se da cuenta de que mejora. Nunca se justifica. Acepta lo que le dicen y lucha.

El soberbio, en cambio, no se deja decir nada y echa las culpas a las circunstancias o a las personas.

Que alegría le da al Espíritu Santo que nos dejamos correjir, aunque nos sienten a cuerno quemado.

La esposa del Espíritu Santo sabe muy bien cómo se vive con él. Ella no tenía pecado, por eso siguió los planes de Dios, aunque no los entendiera del todo. Y Dios, feliz.

LA CHAMPIONS


Ver resumen
El Papa en su libro sobre Jesús de Nazaret, cita un salmo que explica porqué lo ha escrito: el interés que tiene en conocer mejor al Señor.

Es el Salmo 27,8–9 se refiere a Dios y dice: «De ti ha dicho mi corazón: “Busca su rostro”»

Y continua el Salmo hablando con Dios: «Sí, tu rostro, Señor, es lo que busco; no me ocultes tu rostro, no rechaces irritado a tu siervo»

Esto se lo podemos decir ahora al Señor en la oración: –Nuestro mayor interés es tener amistad contigo. Es así como nunca nos encontraremos solos.

UN EJEMPLO ACTUAL

Desde luego que en la vida existen más cosas que ésta. Como humanos que somos tenemos también otras cosas que nos ayudan a descansar. Por ejemplo los deportes.

En la actualidad algunos equipos de fútbol se juegan su permanencia en Primera División.

No es lo mismo estar jugando con los grandes equipos que bajar al purgatorio de la Segunda.

Hemos visto la alegría de los jugadores de baloncesto del Granada por su permanencia en la liga ACB.

Por su parte, la fe nos habla de lo que tiene que ser pasión para los cristianos, nuestro principal ejercicio. En definitiva, el Evangelio nos habla de lo que Dios ve como la permanencia en Primera.

EN PRIMERA

Los hombres de todas las épocas se han preguntado siempre cómo alcanzar la felicidad.

Y muchas veces han encontrado tres salidas para conseguirla: el dinero, el placer, y el poder.

Quizá se identifican con las tres concupiscencias de la que habla San Juan: la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida.

De esas tres cosas. El dinero es el medio para conseguir cualquier cosa. Y aunque vivimos en una sociedad metalizada, nos damos cuenta que por ahí no anda la felicidad.

Tampoco está en el placer, que aunque ya no es un medio como el dinero, nos afecta interiormente. Pero vemos que no nos llena del todo.

El poder aparentemente atrae más a los mayores que a los jóvenes. Pero se ha dicho que «nadie se escapa de su capacidad de seducción».

En una obra maestra de la literatura y del cine de todos los tiempos se nos relata la historia de un anillo de poder.

¡Que levante la mano aquél que no le guste mandar! El ansia de los hombres por gobernar y mantener su posición –como se demuestra en la política– debe ser arrebatador.

Por eso se ha escrito: «Las alfombras de los salones donde acontecen los traspasos de poderes en los Ministerios y Secretarías del Estado están regadas por las lágrimas de melancolía de los salientes y de emoción de los entrantes». Conmovedor.

Siempre ha sucedido: el dinero, el placer, el poder, seducen. En definitiva buscamos el éxito. Como los jugadores de todos los equipos buscan la permanencia en Primera.

Y el mensaje que nos transmite es otro. Dice Jesús: «permaneced en mí». Jn, 15,4).

Para los cristianos jugar en Primera División es permanecer en Jesucristo.

–«Permanece con nosotros», le decimos al Señor.

Así le dijeron al Señor dos discípulos, horas después de la Resurrección.

Y el Papa el lunes de la octava de Pascua nos decía:

«En estos días (...) oiremos a menudo resonar las palabras de Jesús: “He resucitado y estoy siempre contigo”».

NO SÓLO EN BBC

–Permanece con nosotros, Señor, por se hace de noche cuando Tú no estás al lado.

Este es nuestro ejercicio, nuestro deporte: permanecer en el Señor.

Y nos ocurre que a veces perdemos partidos, oportunidades, y vamos bajando en la clasificación.

–¿He tenido presente al Señor esta mañana?

Pues se permanece en Jesucristo cuando se le tiene presente durante el día. No basta con tenerle presente en los momentos estelares.

Como algunas personas que se relacionan con Dios sólo en Bautizos, Bodas y Comuniones: BBC. Así es muy difícil estar con él de manera más o menos continua.

TRATO

Si queremos permanecer en el Señor, y no sólo ser conocido de BBC hemos de tratarle mucho. Los santos han sido amigos de Dios porque lo trataban continuamente.

Jesús dedicaba mucho tiempo a la oración, a tratar a su Padre Dios, a escucharle.

Porque Dios habla a través de los sucesos de esta vida. Si los vemos con ojos de eternidad, los acontecimientos actuales son minúsculos: pronto los olvidaremos.

¿Dónde están ahora las glorias de la selección española de hace 20 años?

¿Quizá dentro de 200 años ya no guste el fútbol?

Como diría Jorge Manrique, que no es un entrenador argentino, sino un poeta:

"¿Qué fue de las preocupaciones, que teníamos hace 2 años, de los fracasos de hace 20? Nadie se acuerda."
Todo pasa menos nuestra amistad con Dios.

DIOS NO ABURRE

Con el tiempo uno se va dando cuenta de que no hay almas gemelas. Nadie, por muy amigo que sea, puede llegar a comprendernos totalmente. Siempre hay algo que nos separa, que no podemos comunicar. Eso en el mejor de los casos.

Qué pena es estar solo. Sentirse sin posible comunicación, cuando hemos sido creados para relacionarnos. Para conocer y ser conocidos, amar y ser amados.

Hace poco, yendo por la calle con un amigo me decía que la gente mayor estaba muy sola. Me lo hacía ver porque pasamos al lado de una señora mayor que iba sola con una bolsa llena de lechugas.

Al principio pensé: caray qué capacidad de sacarle punta a todo. Pero luego vi que era verdad, hay gente que está muy sola, por lo menos aparentemente.

Digo aparentemente porque te encuentras con personas que viven solas pero que se sienten muy acompañadas por el Señor. Y, dicen, que si no fuera por él se aburrirían.

Una persona que viva bien su vida cristiana no puede sentirse solo, porque Él nos conoce y nos quiere más que nosotros mismos podemos hacerlo.

UNA PETICIÓN URGENTE

El Salmo (116,9–13) viene a recoger un desahogo del Autor: Quiero vivir en presencia de Dios en mi vida corriente. ¡Tengo fe, aún cuando pienso: «Me apalean porque me ven débil»!,
yo que he dicho en mi tribulación: «No hay nadie que quiera ayudarme».
De todas formas ¿Cómo podré pagar a Dios todo el bien que me ha hecho? Lo que haré es beber el cáliz de sufrimiento, llamando al Señor para que me ayude.

Y Él nos dice: –Ten paz, estoy siempre contigo.

JUNTO A NOSOTROS

Jesús está continuamente junto a nosotros, pero no nos damos cuenta. La fe hace que le veamos sin verle. Que le hablemos aunque parezca que no responde.

El Señor siempre contesta. Lo que ocurre es que hay que descubrir la forma en la que habla.

El nos habla más con hechos que con palabras. Porque la Palabra suya ya la pronunció, y suena en nuestros oídos.

Nos habla con hechos, con lo que los teólogos llaman Providencia.

Las cosas que nos ocurren durante el día podemos verlas como venidas de la mano de Dios, aunque nos contraríen.

Sobre todo notar su presencia al pedirnos que le ayudemos a llevar la cruz.

Y es que cuando el Señor nos envía cosas buenas es porque nos quiere, y cuando permite cosas que la gente llama malas, es para ver si le queremos a Él.

JUGAR LA CHAMPIONS

Para ganar en amistad con el Señor hay tratarle en la Eucaristía: se ha quedado no sólo para sus grandes santos, sino para que nosotros también seamos grandes amigos.

Si en la Comunión lo tratamos bien no sólo estaremos en Primera, sino que jugaremos en el mismo equipo de Dios.

Vamos a decirle a Jesús que nosotros queremos recibirle como le recibió la Virgen.

Ella no buscó el triunfo, ni el dinero, ni el placer, ni el gobierno. Ella buscó el rostro del Señor, y se lo encontraba en su casa. Allí donde nadie lo buscaba, allí estaba junto a María.

LA VIRGEN


SU ÚLTIMA VOLUNTAD

El testamento de Jesús, su última voluntad para nosotros fue darnos a su Madre. Escribe san Juan:

Jesús viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su madre: "Mujer, he ahí a tu hijo". Después dice al discípulo: "He ahí a tu madre" (19,26-27).

Las palabras del Señor no pueden ser más claras. La Virgen es Madre de Dios y Madre nuestra. 

HACERLE CASO

Dice el Evangelio que el joven apóstol, desde aquel momento la recibió en su casa. Le hizo caso. Trató a María como si fuera su madre. Vivió como hijo suyo, y empezó una forma de vida maravillosa.

Nosotros ¡qué poco caso le hacemos a veces! Sin embargo, ella nunca nos deja solos. Somos nosotros los que nos olvidamos. ¡Cuántos propósitos nos hemos hecho para tratarla más! 

En una plática un niño preguntaba:
¿Por qué la Virgen se aparece tanto y Jesús tan poco? Y otro le respondía: porque Jesús está con nosotros y no le hace falta aparecerse.

Con la Virgen a lo mejor nos puede ocurrir que nos resulte más difícil verla porque no la tenemos aquí como está Señor. 

Quizá, por eso existen muchos días del año que son fiestas suyas, meses dedicados a ella, octubre y mayo, incluso años enteros. Todo para que nos propongamos una y otra vez hacerle más caso, sin cansarnos.

Vamos a aprovechar este mes de mayo para tratarla más. Tenemos la ayuda del Señor para dar un salto en el trato con nuestra Madre.

NO ES SENTIMENTALISMO BARATO

Buscar la sonrisa de María no es sentimentalismo, dice el Papa. Es lo normal en una relación profundamente humana con ella (cfr. BXVI homilía en el Santuario de Lourdes, 15-IX-2008).

Tenemos que vivir como lo que somos, como personas que tienen corazón, y por eso nos hace falta dar cariño a María.

El trato con la Virgen es algo muy importante para la vida interior. Es una pieza clave. Es la garantía de que aquello tiene buena pinta. Dicen los teólogos que la devoción a María es signo de predestinación. 

-Señor quieres acercarnos a ti a través de ella, es al camino más corto.

Me acuerdo un día que, hablando con una persona, decía: yo soy más de tratar a Jesús. Justamente, le respondí, para eso necesitas a su madre.

LA EFICACIA DE LA VIRGEN

Los santos han sido siempre muy marianos. ¡Cómo iban a hacer otra cosa si lo dijo el mismo Dios!

San Josemaría expresa su propia experiencia al escribir: El principio del camino, que tiene por final la completa locura por Jesús, es un confiado amor hacia María Santísima (prólogo Sto Rosario).

Podemos decirle a nuestra Madre como hacía en una ocasión el Papa: muéstranos a Jesús. Y ella responde con el Niño en brazos. Así nos facilita acercarnos a él (cfr. BXVI, homilía en el santuario de Mariazellen 8-IX-2007).

MANO DE SANTO

Todos nos damos cuenta de muchas cosas que no van en nuestra vida: pereza, vanidad, faltas de fortaleza, rezamos poco, problemas con gente, enfados, etc. 

Nuestro peligro es querer luchar a brazo partido, teniendo como tenemos a María que es la solución a todo, un camino que tiene todas las ventajas.

¿Cómo no vamos a amar a la Madre de Dios, que es Madre nuestra?, dice san Josemaría, ¡Si además la necesitamos! Yo la necesito. Como un niño pequeño, cuando tiene miedo a la oscuridad de la noche, grita: ¡mamá!; así tengo yo muchas veces que clamar con el corazón, sin ruido de palabras: ¡Madre!: mamá, no me abandones.

-Muestra que eres nuestra Madre.

EL CARIÑO EXIGE ESFUERZO

-¿Quieres amar a la Virgen? Dice san Josemaría, –Pues, ¡trátala! ¿Cómo? –Rezando bien el rosario de Nuestra Señora (Sto Ros, prólogo). Es un propósito muy concreto.

No se trata de querer a la Virgen haciendo cosas imposibles o yéndose lejos a santuarios que estén a miles de kilómetros. Se trata, más bien, de hacer un viaje interior cada día para ponernos más cerca de ella cada vez. Eso, que es cariño, exige esfuerzo.
Esfuerzo en mirar los cuadros de la Virgen y acompañar esa mirada con una jaculatoria. Esfuerzo en buscarla.

San Josemaría cada vez que la miraba expresaba el fondo de su alma. Y, a veces le salían eran miradas dolorosas, o agradecidas, o suplicantes, según las circunstancias, pero siempre esas miradas eran expresiones de verdadero amor.

Nos podemos preguntar ahora como aconseja el Prelado del Opus Dei: ¿en qué puedo mejorar al mirar las imágenes de nuestra Madre? ¿Cómo saborear cada Avemaría, la Salve, el Regina Coeli?

Podemos también llevar en la cartera o en el bolso una imagen de la Virgen para tenerla siempre muy presente.

Benedicto XVI comentando el salmo 44, dice cuando el salmista dice“los más ricos del pueblo buscan tu sonrisa (44, 13) se está refiriendo a la Virgen. Y sigue diciendo: los cristianos han buscado siempre la sonrisa de Nuestra Señora (…). Este sonreír de María es para todos. 

Al final de la oración le decimos al Señor: Te pido ayuda para ponerlos por obra. Como respuesta a esta petición nos da a su Madre. Esa es la herencia que nos deja, su testamento: he ahí a tu Madre.

Santa María, Madre de Dios, Madre nuestra, enséñanos a creer, esperar y amar contigo. Estrella del mar brilla sobre nosotros y guíanos en nuestro camino.




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