viernes, 21 de octubre de 2011

LA PRINCESA PROMETIDA Y EL VERDADERO AMOR


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«La Princesa prometida» es una película que se puso de moda hace unos años. Y las cosas que llaman la atención del gran público algo tienen que son capaces de tocar el corazón.

Normalmente muchas novelas, muchos argumentos que atraen al ser humano están conectados con el amor. Aunque la trama sea de acción suele tener su toque de romanticismo.

Los intereses del ser humano van por ahí. A todos nos gusta amar y ser amados.

Pues con la predicación del Señor sucedía una cosa parecida. Mucho quedaba enganchados porque las cosas de las que hablaba iban al corazón.

Mucha gente se admiraba de oír a Jesús. Pero no todo el mundo lo escuchaba con gusto.

Había gente que iba a cazarle para poder desacreditarlo en público. Y es que el éxito del Señor aunque era muy grande, no era generalizado. Algunos no podían verle.

QUERIAN CAZARLE

Como Jesús había hecho callar a uno de la secta de los saduceos, otro grupo enemigo del Señor se puso de acuerdo para ponerle en un aprieto.

El que le preguntó esta vez fue un doctor en teología de la secta de los fariseos, que quiso poner a prueba los conocimientos de Jesús.

Es como si quisiera desacreditarlo haciendo ver que no tenía una preparación suficiente para predicar.

Como si el Señor se inventara cosas. Dijera originalidades, pero que no estuviesen lo suficientemente fundadas.

–Maestro –le dijo–, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley? (Mt 22,36).

La verdad es que la pregunta es bastante buena. La intención era mala, pero el que la formulaba como era una persona instruida nos hizo un gran favor.

SACAR BIEN DEL MAL

Esto sucede con frecuencia que Dios saca bien del mal. El Señor aprovecha la propia malicia de su enemigo para derribarle, como se hace las artes marciales.

Pero a Jesús no solo le interesa vencer, quiere convertir. Por eso no hiere, sino que enseña con mansedumbre. Son los demás los que se desacreditan sino no son buenos.

El que preguntaba no estaba mal informado, sino que era una persona instruida. Y esto es otra enseñanza: hay que seguir la verdad venga de quien venga.

LA VERDAD VENGA DE QUIEN VENGA

Más vale trasmitir la verdad siendo malo. Que ser bondadoso y sembrar el error. La buena voluntad no es suficiente para hacer el bien.

Una bellísima persona no cura si no tiene ni idea de medicina. Desgraciadamente la verdad y el bien a veces no están unidos en la misma persona.

Esta vez aunque había malicia también sabiduría. Por eso la pregunta fue muy oportuna.

LO PRINCIPAL

¿Qué es lo principal en nuestra vida?

Hay gente llamada buena que desgraciadamente no lo sabe. Viven como si no supieran qué es lo más importante en su vida.

Mucha gente te dice: –Mire usted, lo más importante es la salud.

O también te dicen los políticos: –Lo más importante es la economía.

No es que estas dos cosas sean malas. Pero Jesús no responde así.

A veces he preguntado a algún cristiano instruido: –¿Qué es lo que piensas tú que es lo más importante?

Y me dicen: –Pienso que lo más importante es el amor.

EL AMOR

Desde luego la respuesta no es mala, antes hablábamos del éxito que tuvo la película de «La Princesa prometida», pero Jesús no dijo eso.

En nuestros días no hay palabra tan desacreditada que la llamada «amor». Amor es una palabra que de tanto manosearla significa de todo.

Como decía el título de un programa de televisión: «No le llames amor cuando quieres decir sexo».

Esto me recuerda a lo que cuenta un conocido novelista inglés que escribió las Cartas de un diablo a su sobrino.

Trata de un demonio inexperto que recibe instrucciones de su tío para que tenga éxito al tentar a su primer «paciente».

El sobrino sigue al pie de la letra los consejos, pero inesperadamente el hombre al que tenía que tentar se convierte.

Entonces escribe una carta lacrimógena informándole a su tío de esta desgracia.

Y el tío le contesta quitándole importancia a ese desagradable suceso, y le dice:

–Mira, ahora que cree en Dios, consigue que se haga una idea falsa de Dios.

Pues esto es lo que pasa con el amor. No podemos decir que el amor no es importante. Porque Dios es Amor. Pero también se utiliza la palabra amor para hablar de satisfacciones egoístas.

CONFUNDIR EL AMOR

Se confunde el amor con el sentimiento: te quiero para algunos es «me apeteces», «me gustas».

O incluso se llega a confundir el amor con su contrario: «me satisfaces». Como si el amor fuera buscarse a sí mismo y no el bien del otro.

Y el colmo es llamarle amor a la fornicación.

También la palabra amor significa cosas buena, y muy buenas. Pero el Señor no contesta que lo principal es eso, sino que especifica más, para que la cosa quede clara.

Dice: –“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”. Este mandamiento es el principal y primero (Mt 22,37-38).


PRIMERO, DIOS

Jesús habla claro. Este es nuestro primer objetivo. No podemos llegar a la felicidad si no buscamos amar a Dios sobre todas las cosas.

Da pena ver a personas que no son malas pero que tienen a Dios en un segundo plano.

Personas con buenos sentimientos, que se esfuerzan en trabajar bien…

Pero que si no cambian, más tarde o más temprano se darán cuenta que las cosas humanas no merecen la pena si se las aparta de lo esencial.

La vida está llena de fracasados que pusieron sus enteras esperanzas en un hombre, en el trabajo, o en el dinero.

Pues lo mismo que hay crisis económicas también hay crisis afectivas, y crisis anímicas. Todo lo humano se tambalea en un momento.

Genios como Napoleón que pretendían con su inteligencia y su poder engrandecer su país. Terminan su vida desterrados, humillados, e incluso con las fronteras territoriales de su patria más empequeñecidas.

Eso hablando de grandes personalidades de la historia. También hay pequeños grandes hombres que terminan sus días en buenos geriátricos, siendo visitados por sus hijos cuando pueden.

¡Qué solos acaban los que no han puesto a Dios lo primero en su vida!

Jesús es el Amigo que no cambia de parecer con el tiempo, que siempre está a nuestro lado. Lo demás pasará. Es ley de vida.

Lo que ocurre es que a Dios no lo vemos con los ojos de la cara. Ni tampoco lo sentimos con los sentidos exteriores.

Por eso el Señor también le dice al fariseo:

–Este mandamiento es el primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22,38-39).

Efectivamente no se puede pretender querer a Dios sin amar a las personas que tenemos a nuestro lado. El segundo mandamiento está unido al primero.

A Dios no lo vemos pero a nuestro próximo sí. E incluso lo oímos roncar.

El Señor no tenía que mandar que los israelitas se quisieran a sí mismos, a sus novias, y a sus familiares. Para eso el ser humano no necesita mucha virtud: basta dejarse llevar por la naturaleza.

En el libro del Éxodo (cf. 22,20-26: Primera lectura de la Misa) Dios hablaba para proteger a los débiles y a los que nos resultan extraños.

Porque el amor verdadero no hace distingos entre personas, ni circunstancias: quiere con sentimientos y también cuando no se tiene el sentimiento.
Porque el motivo por el que tenemos que querer a los demás no es porque ellos sean buenos, sino porque nosotros somos buenos.

EL SEGUNDO MANDAMIENTO

Añade San Agustín que estando el segundo mandamiento por debajo del primero –como es lógico– sin embargo en la práctica, en el día a día, el segundo mandamiento tiene que ser el primero.

No podemos subir al escalón más elevado, sin pasar antes por el más bajo. Si no queremos a los demás, es falso nuestro Amor a Dios.

Pero no hay que desanimarse porque una cosa ayuda a la otra. La oración y los sacramentos nos acercan a Dios indudablemente pero también nos ayudan a querer a los demás.

El Amor con mayúscula nos llena de felicidad, por eso san Pablo habla de «la alegría del Espíritu Santo» (1 T 1,7: Segunda lectura). Porque precisamente el Espíritu Santo es el Amor de Dios en Persona.

Y es que el amor, la entrega, es lo que da la verdadera alegría.

Dios es el Amor por excelencia. Dios es la entrega absoluta. Cuando el Señor manda que amemos nos dice algo que Él ya hace, porque está en su Ser.

Un amigo quiso escribir un libro de poemas, y le aconsejaron que lo titulase «Amor verdadero» como tantas veces se repetía en la película de la que hablábamos antes.

AMOR VERDADERO
Pero el libro de mi amigo no terminó llamándose así sino que se tituló «A palo seco».

Porque en esta tierra en la que vivimos ahora, en muchas ocasiones en amor hay que ejercitarlo a contra pelo, sin buscar nada a cambio.

Esto lo que practicó con su vida la Mujer mejor que ha existido.

María consiguió cumplir esos dos mandamientos que se reducen a uno, y que hacen realidad el verdadero Amor. Por eso ella es la auténtica Princesa prometida.

XXX DOMINGO A

viernes, 14 de octubre de 2011

DIOS Y LA POLÍTICA: Dios no es de derechas ni de izquierdas. Ni de centro. Ni de arriba ni de abajo. Dios es de todos.

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PREJUICIOS

Al tratar con una persona lo peor que uno puede tener son prejuicios. Esos juicios impiden conocer bien a los demás.

Un pensador inglés del siglo XIX hablaba de que hay mentes estrechas, que en su interior no admiten muchas más cosas de las que ya poseen.

Tienen ya unos esquemas hechos, y las cosas que les lleva de fuera, no les sirve para cambiar sus estructuras mentales.

Tiene su cabeza ordenada según algunos criterios y lo que le llega de fuera no sirve para que cambien sino para mantenerse en sus opiniones

MENTES ESTRECHAS

En tiempos de Jesús también había mentes estrechas que se dejaban llevar por sus criterios, pero que no escuchaban a los demás.

Lo peor no era solo eso. Sino que en su interior juzgaban con malicia.

Para los que no pensaban como ellos sus pensamientos no eran de misericordia sino de condena.

Para los que no pensaban con ellos la sentencia era: veredicto, culpable. De ante mano condenaban a la gente. Tenían intención de condenar.

Y como dice el proverbio: cuando hay intención de condenar se acaban encontrando pruebas.
La dureza y pequeñez de los corazones de esas personas les llevaba a intentar coger al Señor en un renuncio.

Ellos querían encontrar una prueba que les confirmase en el veredicto condenatorio que antes ya habían formulado.

PONER A PRUEBA

Quisieron que Jesús cayera en una trampa, y le hicieron una pregunta comprometida.

Y Jesús que nunca sale por la tangente sino que siempre dice la verdad, y en este caso sorprendió por una contestación muy sencilla y a la vez muy profunda.

Lo que hace el Señor es no entrar al trapo, no se pone al nivel del que quiere sorprenderle, sino que Jesús resuelve las cuestiones por elevación.

Los problemas se resuelven casi siempre así, por elevación. No enredarse, ni dramatizar sino ir a lo importante. Sin enfrascarse con las personas.

Nunca atacar a las personas, sino combatir las ideas que pensemos que estén desefenfocadas.

Pues uno de los enemigos de Jesús le preguntó para cazarle en una respuesta impopular. Le dijo que si habría que habría que pagar el impuesto al Cesar.

El Cesar era muy mal visto en Palestina, pues se trataba del gobernante extranjero que les había invadido por la fuerza.

El Señor le contesta: «Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios» (Mt 22, 15-21).

Jesús nunca ataca a las personas, sino que pone las cosas en su lugar. Viene a decirle precisamente eso: que cada cosa tiene su sitio.

Parece que esta respuesta es muy fácil. Pero la realidad es otra. Siempre ha habido la tentación de mezclarlo todo. En nombre de Dios se han hecho autenticas barbaridades. Por ejemplo últimamente el ataque a las Torres gemelas de Nueva York.

Muchos han tenido la tentación de unir la religión con lo que ellos piensan. Y sin embargo en las cosas humanas no hay dogmas.

En las realidades humanas no hay dogmas. Creer lo que se dice creer, los cristianos tenemos que creer unas cuantas cosas: el Credo y poco más.

EN LO HUMANO NO HAY DOGMAS

La política, como el futbol, o el mundo empresarial hay muchas formas de llevarlas a cabo. No podemos decir que nosotros estamos en posesión de la verdad y que los demás se equivocan. Eso sería tiranía.

En las cosas humanas hay muchas maneras de enfocar los asuntos. Cada uno ve la parta de verdad. Como el cuento oriental que relata que unos ciegos se dirigen hacía un animal. Uno palpa una de sus patas enormes y dice que es una columna. Otro toca la trompa del animal y piensa que es una manguera. Otro acaricia uno de sus cuernos y piensa que es un rinoceronte…

Pero en realidad se trata de un elefante visto –si se puede decir así– por un grupo de ciegos

Solo Dios tiene la verdad completa. Nosotros tenemos parcialidades. Por eso en lo humano no hay dogmas.

Porque en las cosas humanas cada uno puede tener su opinión. Formarse su opinión sin trata de imponérsela a nadie.

Nosotros los cristianos tenemos que ser muy respetuosos con las opiniones de los demás.

A Dios hay que darle lo que es de Dios, y al César lo que es del Cesar.

Pero esto no quiere decir que las cosas de cada día estén separadas del Señor.

Hay personas que pueden pensar: ¿Qué tendrá que ver Dios con las matemáticas? ¿Qué tendrá que ver Dios con el resfriado?

¿Qué tendrá que ver Dios con los goles de Silva y la selección española? ¿Qué tendrá que ver Dios con los exámenes?

¿Qué tendrá que ver Dios con los bailes, con la anatomía patológica, o con el virus de la gripe?

¿Qué tendrá que ver Dios con Córdoba y Manolete?

La verdad es que Dios tiene mucho que ver con todo lo que hacemos.

Y esto es una paradoja: de Dios depende todo, pero Él quiere que también haya cosas que solo dependan de nosotros: realmente tenemos libertad.

Por eso las cosas humanas hay muchas formas de realizarlas: tantas como personas.

El Señor no quiere autómatas, ni personas cortadas por el mismo patrón.

Porque Dios es tan poderoso que nos ha dado la posibilidad de hacer las cosas como nos dé la gana.

Por eso en nuestra vida Dios estará presente si nosotros queremos.

LIBERTAD PARA ELEGIR A DIOS

Todo lo que existe depende de Dios, pero ya que nos ha dado libertad hemos de conseguir que nuestra parcela –las cosas que hacemos libremente– también sean de Dios.

Hay personas que al estudiar solo estudian, o al bailar solo bailan.

Los cristianos al comer y al divertirnos, o al hacer deporte hemos de hacerlo cada uno a su manera, pero junto al Señor. Nada puede separarnos de Él.

Que Dios esté presente en el mundo empresarial, en el mundo de la política o en el deporte depende, en gran medida, de los cristianos laicos que tenéis que santificar esas realidades.

De vosotros depende que Dios esté presente en el arte, o en una canción de moda. Y no es lo mismo que un futbolista sea cristiano a que no lo sea.

Pero no se puede decir que haya remates de cabeza «católicos» o saques de puertas propiamente «ateos», porque hay muchas formas en las que un seguidor de Cristo puede jugar al futbol.

Y todos los jugadores han sido creados por Dios. Y los goles se meten no porque se rece el rosario, sino porque se mete el pie.

–Maestro, ¿es lícito dar tributo al Cesar?
Esto equivaldría a decir: –Jesús, ¿qué es mejor ser del Madrid o del Barcelona?

DIOS NO TIENE PARTIDO POLÍTICO

Pues efectivamente Dios no es de derechas ni de izquierdas. Ni de centro. Ni es de arriba ni de abajo. Dios es de todos, no es exclusivo de ningún partido político.

Dios pone y quita gobiernos. Es dueño de la vida y de la muerte de los reyes y presidentes. Permite todo lo que se hace para el bien de los que le aman.

En el libro de Isaías se puede leer como el mismo Dios dice que un rey que no era judío había sido expresamente puesto por él (cfr. Isaías 45, 1. 4-6).

Porque el Dios del universo está por encima de esas decisiones humanas: verdaderamente el gobierna a todos los pueblos (cfr. Salmo responsorial: 95).

Por eso en la política puede haber tantas soluciones validas como personas, siempre que no se aparten de esa sana ecología que Dios enseña.

De ahí que no puede haber un partido que represente a los cristianos, porque en lo humano hay muchas opciones. Los cristianos no somos de carril único en estas materias.

Cuando se intentado unir a Dios con un partido la cosa ha salido mal: Dios es de todos. «El hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos» (Antífona de comunión).

Pero puede haber decisiones que vayan en contra de la racionalidad, o del sentido común.

Mucho ha hablado el Papa Benedicto sobre los delitos contra la vida humana, porque eso no son ya decisiones políticas simplemente.

Por eso dice san Pablo que los cristianos brillamos «como lumbreras del mundo» (Aleluya de la Misa), porque hay que manifestar el esplendor de la verdad, y el Papa lo hace.

Por ejemplo: está claro, la Iglesia no hablará de futbol, pero sí levantará su voz cuando en un estadio no haya respeto por los demás.

DIOS Y EL FUTBOL

Está claro que no solo los cristianos juegan bien al futbol. La religión y el futbol son dos ámbitos distintos con diferentes reglamentos.

Pero Dios tiene que estar metido en todo, aunque Él sea respetuoso con nuestras decisiones libres.

Los que trabajan en el mundo del deporte tienen que ser consciente de que a Dios hay que ofrecerle los goles.

E que efectivamente es bueno trabajar, es bueno divertirse, es bueno dedicarle tiempo a los amigos.

Lo triste sería no dedicarle tiempo a Dios y a sus cosas, y las dejáramos para última hora: «A Dios lo que es de Dios».

sábado, 1 de octubre de 2011

EL VINO DE DIOS ES «KE KOU KE LE»: si puedes llevártelo a la boca serás feliz.


El Señor quiere que demos fruto. Para eso nos ha puesto en la mejor de las viñas.
«Yo os he elegido del mundo, para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure» (Jn 15, 16: Aleluya de la Misa).
La primera viña de Dios fue el pueblo de Israel (cfr. Is 5, 1-7: primera lectura).
«La viña del Señor, dice el Salmo, es la casa de Israel» (Sal 79: Responsorial).
No ha habido una nación como ésta en toda la historia de la Humanidad: tan mimada por Dios mismo.
Dios trata a su pueblo como un jardinero que, con paciencia, va cuidado y podando un rosal.
En el Evangelio Jesús nos habla de que Dios Padre envió a su Hijo a esta viña.
Pero los viñadores del pueblo de Israel lo rechazaron «y lo mataron» (cf. Mt 21, 33-43).
Y ocurrió que a ese pueblo tan querido por el Señor, se le quitó «el reino de Dios» (cf. Mc 10, 2,16), y se lo dio a otro pueblo que produciría fruto.
Este nuevo pueblo, esta nueva viña de Dios, es la Iglesia, que ha dado muchos frutos de santidad.

TRABAJAMOS EN UNA VIÑA

Nosotros pertenecemos a la Iglesia. Dar fruto es nuestra obligación. Porque el Señor nos ha enviado a cultivar su viña, y a distribuir su vino.
Cuando ha probado vino la gente suele estar más sociable y expansiva. Y desde luego está mucho más contenta.

El mejor piropo que se le puede echar a una persona es que es «siempre cálido como el vino y la amistad»
Si se lo pedimos, el Señor nos dará la capacidad para salir de nosotros y vender el verdadero licor que hace felices a la gente, el cariño.
Pues, el Señor quiere que tratemos así de los demás, que cuidemos de su viña. Nos ha enviado para que otras personas también prueben la bondad de Dios, el vino de su Amor.

EL VINO DE DIOS

No podemos quedarnos satisfechos con la tranquilidad y la alegría personal que nos produce estar cerca de Dios.
En verdad, tenemos el mejor de los vinos. El cristiano es alguien que se encuentra bien en el mundo. Y, eso, se tiene que notar en nuestro trato con los demás.
Tenemos que comercializar nuestra bebida. Tenemos que llegar hasta la China y exportar allí la doctrina de nuestro Señor.

Ojalá los cristianos llevemos allí nuestro producto.

Como en el caso de Coca-cola, cuando esta compañía buscó un nombre en mandarín para introducir el producto en China. Surgió «Ke kou ke le», que además de asimilarse a su nombre literalmente, viene a significar «si puedes llevártelo a la boca puedes ser feliz» (vid. en www.idiomachino.com/idioma.htm).


QUÉ BELLO ES VIVIR

Hay una película en la que el protagonista está tan desesperado que se encuentra a punto de suicidarse.
Cuando ya se va a tirar por un puente, aparece un ángel muy simpático que le hace ver lo valiosa que ha sido su vida y lo mucho que ha influido para el bien de muchas personas.
Para demostrarle esto, le concede el privilegio de ver lo que les hubiera pasado a algunas personas, si él no hubiera existido. No les podría haber ayudado como les ayudó.
Por su vida, familias enteras salieron adelante. Y muchos tomaron el rumbo correcto que, sin su ejemplo y sus consejos, no hubieran acertado a elegir.
Gracias al privilegio de ver todo eso, recupera la alegría y las ganas de vivir, y comprende todo lo que su vida puede seguir aportando a tantísima gente.
La Virgen, fue verdadera israelita y primera cristiana: trabajó en esas dos viñas del Señor, en la Antigua y en Nueva.
Gracias a Ella Jesús le dio una gran alegría a unos recién casados que se habían quedado sin vino.
Adelantó los milagros porque era la Madre del dueño de la Viña.
Gracias a Ella Caná de Galilea estuvo a punto de convertirse en Caná de la Frontera.

FORO DE MEDITACIONES

Meditaciones predicables organizadas por varios criterios: tema, edad de los oyentes, calendario.... Muchas de ellas se pueden encontrar también resumidas en forma de homilía en el Foro de Homilías