jueves, 2 de abril de 2009

LOS AMIGOS DE JESUS (LUNES SANTO)

El Evangelio nos dice que Jesús pasó la noche del Domingo de Ramos en casa de sus amigos. іQué suerte ¿verdad?! tenerlo tan cerca y poder hablar con él y tener detalles con su persona.

Estamos ante un Dios que conocemos y al que amamos como a un amigo (B16, jóvenes NY 19-IV-08)

Si daríamos millones porque el Papa se alojara en nuestra casa, іcómo nos gustaría poder estar cerca del Señor!

Jesús tenía verdadera amistad con Lázaro, Marta y María. Vivían en un pueblo cercano a Jerusalén que se llamaba Betania. El Señor quería mucho a Lázaro. Tanto que lo resucitó. 

Los amigos de Jesús sacaron solo cosas buenas de él. Su cercanía les llenó siempre de consuelo, de alegría, de ganas, de ilusión... de vida. Con él todo. Sin él nada. 

Nuestro Dios no es un Dios lejano. Tiene un corazón de carne. Se hizo carne precisamente para poder sufrir con nosotros y estar con nosotros en nuestros sufrimientos. 

SUS ENEMIGOS

La resurrección de Lázaro precipitó todos los acontecimientos de la Pasión. El mismo milagro que les dio tanta fe a sus amigos, fue la gota que colmó el vaso de sus enemigos.

Los judíos principales estaban preocupados porque había resucitado a una persona conocida, como era Lázaro. 

La voz se había corrido tanto que, mucha gente, iba a Betania para comprobar si era verdad que había resucitado a alguien que estuvo enterrado varios días.

Hay gente que dice que un ciego puede recuperar la vista por sugestión, y un cojo lo mismo. Es difícil creer que las curaciones se puedan explicar así, pero hay personas que lo creen. 

JESÚS ES DIOS

Pero que un muerto resucite, eso ya es más complicado. Habría gente que pensaría que Lázaro no estaría muerto de verdad.

Hace 20 siglos se podrían haber equivocado en el diagnóstico, y decir que estaba muerto cuando no lo estaba, y haber enterrado a una persona viva. Pero que Lázaro estaba muerto, era evidente porque su cuerpo se estaba descomponiendo, por eso olía mal. 

Eso fue lo que le dijo Marta a Jesús: ya lleva 4 días enterrado y huele, hiede. Y el Señor le respondió: ¿Marta no te he dicho que si crees Lázaro resucitará?

FE EN JESÚS DE NAZARET

La fe en Jesús cambia las vidas. Si tenemos fe, si nos fiamos del Señor, entonces hará maravillas. Y al revés, una persona que solo se mueve por lo que ve, por lo toca, entonces no tiene fe. 

El Señor no hizo muchos milagros en su pueblo, en Nazaret, porque como estaban tan acostumbrados a verle, les parecería que no podría hacer milagros. No tenían fe en él.

Pedían un certificado, porque ¿cómo iba a ser capaz de hacer eso el hijo del carpintero? Tenían al Señor tan cerca que no se daban cuenta de quién era.

CREER SIN VER

Hoy lunes por la mañana hemos de pedirle a Jesús confianza: creer sin ver, como hicieron las hermanas de Lázaro. Eso es lo que el Señor pide a los que llama, a sus amigos íntimos, una fe ciega.

Si me preguntáis: ¿usted vio algo? Yo os diría: no vi absolutamente nada, pero me fié de Dios. Estaba seguro que no iba a tirar a la basura mi generosidad. No vi nada, no tenía certeza de nada. Esto es lo que han hecho los que se han entregado al Señor.

¿Podía haber fallado eligiendo así? Aquello fue una locura, arriesgarse tanto ¿por qué? Me diríais. іSe podría haber equivocado! Yo sí, pero Dios no. Si es verdad que Dios llama a una persona, entonces va camino de ser santa. 

Y si el Señor no le llama, sino que ella piensa que le llama y, por decirlo así, se presenta voluntaria, entonces esta segunda persona será todavía más santa porque sin pedirle a Dios nada ha querido entregarse.

No tengais miedo de tomar decisiones definitivas. Generosidad no os falta, lo sé. Pero, frente al riesgo de comprometerse en la vida sentís miedo: el mundo vive en continuo movimiento y la vida está llena de posibilidades (...) ¿no será que yo, con una decisión definitiva, me juego mi libertad y me ato con mis propias manos? (...)

Yo os digo: іÁnimo! Atreveos a tomar decisiones definitivas, porque, en verdad, son las únicas que no destruyen la libertad, sino que crean su correcta orientación, permitiendo avanzar y alcanzar algo grande en la vida. Sin duda, la vida solo tiene un valor si tenéis el arrojo de la aventura, la confianza de que el Señor nunca os dejará solos. Deja libre dentro de ti al Espíritu Santo, a la fuerza de lo Alto.

Confiando en esta fuerza, como Jesús, arriésgate, a dar este salto, por decirlo así, hacia lo definitivo y, con él, da una posibilidad a la vida (Encuentro con los jóvenes, Luanda, 21-III-09).

LA VIRGEN SE EQUIVOCÓ

Este fue el caso de María. Se confundió. Le quiso entregar su virginidad y Dios le pidió otra cosa. Pero como tenía buenas disposiciones, hizo lo que le pedía.

Para lanzarse a hacer lo que Dios quería, como lo hizo la Virgen, hay que tener mucha fe, mucha confianza en que el Señor nunca falla a las personas generosas. 

Porque precisamente el amor es generoso y se fía. Las personas tacañas y egoístas siempre andan desconfiando y procurando hacer lo menos posible. Y eso no hace feliz. 

San Josemaría decía: lo que se necesita para conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado (Surco, 795).

HOJAS Y HOJAS Y HOJAS Y MÁS HOJAS

Hoy es lunes santo. El primer lunes santo de la historia, Jesús salió de la casa de sus amigos de Betania para ir a Jerusalén. Hay un detalle que parece de poca importancia. Es anecdótico: salió sin desayunar y, en el camino sintió hambre y se dirigió a una higuera que tenía muchas hojas para ver si tenía algo.

El Señor tiene hambre de gente que esté con él y le ayude a llegar a todas las almas. Jesús sabe que nunca es el tiempo adecuado para entregarse. Dios cuenta con eso.

Bien sabía el Señor que no era tiempo de higos. Pero quiso hacer esto para enseñar a los apóstoles, no solo con palabras, sino gráficamente, el valor de la fe.

Jesús, por no tener higos maldijo la higuera: nunca nazca nada de ti. Y lo impresionante es que a la vuelta vieron los apóstoles que la higuera se había secado de raíz. Y se sorprendieron mucho. El Señor les dijo que si ellos tuvieran fe, si creyesen sin ver, entonces no solo haría lo de la higuera sino cosas increíbles.

Viendo a la higuera podemos pensar en la gente que está llena de hojarasca, de apariencia de fruto, pero que su vida no vale para nada. Su vida es dar el pego. 

La personas que tienen fe dan fruto. De hecho la entrega es un acto de fe.

La Virgen tenía muchas hojas y mucho fruto. Es la única que tuvo fe hasta el final, esperanza desde el principio y un amor a su Hijo que todavía le dura.

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