viernes, 2 de enero de 2009

SIGNO DE CONTRADICCIÓN

Los momentos más importantes de la vida de Jesús son los de la Pasión y Resurrección. El Señor nació para morir, crucificado por Amor, y después resucitar
La Cruz estuvo presente desde el inicio: el anciano Simeón en el templo, habló de esa realidad cuando dijo de Jesús que era «signo de contradicción».
Efectivamente se pude hablar dos bandos, y de una autentica lucha entre ellos. Hay pelea.

ENEMISTAD

En libro del Génesis el mismo Dios nos habla de una «enemistad», que causará la muerte del Hombre más justo.
Una enemistad que seguirá habiendo hasta el final. Porque el aguijón de Satanás sigue intentando hacer daño en el corazón de cada hombre.
Estaba profetizado que una espada de dolor atravesaría también a la Virgen, la primera discípula del Señor.
Por eso no es de extrañar que en nuestra vida –antes o después– una «espada de siete filos» nos traspase corazón.

ESPADA DE DOLOR

Somos hijos de la Virgen, por eso encontrarse con Cruz es consecuencia de la enemistad entre su linaje y el de la Serpiente.
María meditaba estas cosas en su corazón, y también nosotros queremos hacerlo. Para que el Señor nos haga descubrir la importancia de la cruz en nuestra vida.
–Señor danos esa ciencia.

LA CIENCIA DE LA CRUZ

Ver en nuestros padecimientos no sólo algo molesto, sino el modo de ayudar a Dios a realizar la salvación de los hombres. San Pablo dirá: que cumplía en su carne lo que faltaba a «la pasión de Cristo» (Col 1, 24).
Todo el mundo debe aprender la ciencia de la cruz. Debemos aprender que los momentos más importantes son los que hemos padecido por amor de Dios.
Qué difícil es descubrir el valor del sufrimiento. Tenemos que enseñar con nuestra vida que la contrariedad nos hace mejores, si la aceptamos. Porque consigue desarrollar rápidamente nuestro amor.
Pocos son los que han experimentado esto en su juventud. Hoy en día, en la ecológica sociedad del bienestar se han hecho realidad las palabras del poeta:
«No puedo cantar,
ni quiero,
a este Jesús del madero»

EL ESCÁNDALO DE LA CRUZ

Hoy es difícil entender lo que Jesús dijo:
«Bienaventurados los pobres...
Bienaventurados los que lloran...
Bienaventurados los que padecen persecución...
Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y os calumnien...» (Mt 5, 3-11).

Pero las Bienaventuranzas no son sólo palabras: son una «biografía interior de Jesús, como un retrato de su figura»

Jesús es el autentico pobre que no tiene dónde reclinar su cabeza (cfr. Mt 8, 20). Jesús es el que sufre por amor de Dios.

En la actualidad se plantea la cuestión contraria: «¿Es realmente malo ser rico, estar satisfecho, reír, que hablen bien de nosotros?»

Por eso hay gente que ha escrito que el mayor pecado sobre la tierra lo cometió Jesús cuando dijo: «Ay de los que ríen».

Y en contra de lo que dice el Señor, se escribe: «no queremos en absoluto el reino de los cielos. Nosotros hemos llegado a ser hombres, y por tanto queremos el reino de la tierra».

Para algunos el cristianismo es la «religión ...de los cobardes e incapaces, que no están a la altura de la vida,

y quieren vengarse... exaltando su fracaso e injuriando a los fuertes, a los que tienen éxito, a los que son afortunados».

¿POR QUÉ LA CRUZ?

Esta es la pregunta que tenemos que contestar con nuestra vida.
Parece que la Cruz de Cristo se opone a las cosas buenas de la vida.
Por eso hemos de pedir nuestra conversión «un cambio de marcha interior respecto a la dirección que tomaríamos espontáneamente».
Las enseñanzas de nuestro Señor no son antinaturales. Ya otras personas antes de su venida habían experimentado el valor de la moderación.
El mundo griego, cuya alegría de vivir se refleja en Homero, sabía muy bien que
«el verdadero pecado del hombre, su mayor peligro, es la hýbris» la autosuficiencia con la que uno quiere ser su propio dios, y sacar provecho de todo lo la vida le puede ofrecer.
El hombre que quiere ser Dios a base del egoísmo contrasta mucho con la figura del Señor.

UN HOMBRE QUE ES DIOS PERO...

Precisamente por que es Dios desciende, se despoja de su grandeza hasta la muerte en la cruz.
Los santos, desde San Pablo hasta nuestros días nos enseñan que la verdadera moral del cristianismo es el amor.
El amor que se opone al egoísmo: es un salir de uno. Pero es precisamente así como se encuentra la felicidad.
Frente al tentador camino del exito, este camino parece en principio miserable, incluso poco razonable.
Pero es el via crucis el verdadero camino de la vida. Porque sólo por la vía del amor, se descubre la riqueza de la vida.

¿VIA CRUCIS?

Me contaba una persona que trabaja en una librería que un día entró una chica de unos 18 años. Vestía en plan hippioso.
Coge un libro, va a la caja y, mientras le están cobrando, empieza a leer en voz alta el lomo de uno de los libros que estaba detrás de la dependienta:
–V-i-a C-r-u-c-i-s... ¿Eso qué es?
–¿No sabes lo que es? Le dice la dependienta.
–Pues no. Son unas palabras que no he oído en mi vida.
–Mira, le explica, es un libro escrito por un santo que te ayuda en los momentos difíciles de la vida. Tú ahora puede que no tengas ninguno porque eres jovencilla, pero más adelante… Son los pasos que dio Jesús de Nazaret hasta morir en la cruz.
La chica abrió mucho los ojos, cómo diciendo ¡¡Ah ya se de lo que trata!! Y respondió: –...Anda que lo que le hicieron a ese hombre…. Se pasaron un poco…
La otra con paciencia le siguió diciendo:
–¿Sabes que ese Hombre también era Dios?
–¡Ah es verdad!, dice la chica, eso también lo dicen en la película. Bueno, o sea, que usted dice que ayuda en los momentos difíciles pues cuando tenga uno vendré.

NOSOTROS NO QUEREMOS ESPERAR

Ahora que estamos haciendo oración vamos a pedir la ciencia de la cruz.
Veamos algunos puntos de esta asignatura, de esta ciencia:
Dios nunca permite una cruz que supere nuestras fuerzas.
Nos dice San Josemaría: «¡Cuántos con la soberbia y la imaginación se meten por unos calvarios que no son de Cristo! La cruz que debes llevar es divina, no quieras llevar ninguna humana.
»Si alguna vez cayeras en este lazo rectifica enseguida: te bastará pensar que Él ha sufrido infinitamente más por amor nuestro» (Via Crucis, Estación III, pto. 5).
CRUZ SÍ, PERO NO DRAMATIZAR
Cuando una persona empieza con victimismos se mete por un calvario que no es el de Cristo. Es un calvario que nos hunde.

El Señor ante la cruz no nos deja nunca solos. Este podría ser el segundo punto.
San Josemaría tenía tan clara la ciencia de la cruz cuando escribía: «Dios nuestro Señor está inundando de gracia a los míos (…). Ahora no es conformidad: es alegría. Definitivamente, en esta casa estamos todos locos».

Tenemos que aprobar esta asignatura. La Virgen, desde el principio, la aprendió con las palabras de Simeón: «una espada traspasará tu alma». Ella lo quiso, «Fiat», y su vida no fue una amargura, fue un fiat gozoso.

En la conocida imagen de La Pietà de Miguelángel, está María con su Hijo en brazos. Otra vez igual que en Belén. Pero esta vez Ella acogió la cruz.

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