La Navidad es un tiempo para esforzarse por mirar más a Jesucristo. Fijar los sentidos, contemplar también con el oído porque a los niños, sobre todo, se les oye. Vino a la tierra para padecer y lo primero que hizo fue llorar.
La Palabra de Dios/llora en un establo/dulce música nos dice el poeta…
La Palabra de Dios, el Verbo, la Imagen perfectísima de Dios, que venía a hablarnos con toda su Sabiduría, lo primero que hace es llorar: La Palabra de Dios llora en un establo. Algo sobrenatural que hace de esta noche distinta.
Qué cosa tan poco lógica: Dios que llora y además viene a empezar su misión en el ámbito de una cuadra: no era ni el mejor sitio, ni la mejor actitud que reflejaba a Dios.
Pero sí que es una cosa lógica porque venía a humillarse y a excederse en su Amor, hasta hacer fuerza a los atributos divinos.
Venía a hablarnos de ese Amor tan grande, no con palabras bonitas y poéticas, sino con hechos. Nadie gana a Dios en su Amor.
Pero podíamos habernos preguntado: eso está bien, pero Dios no puede sufrir ¿Podría Dios sufrir por nuestro Amor? ¿Nos querrá tanto como para pasarlo mal por nosotros?
Sabemos que la medida de nuestro amor se mide con el sacrificio.
Por eso, oír llorar al Niño es la mejor de las melodías, una dulce música, mejor que la de los Ángeles. Un cántico humano hecho por el mismo Dios: para sufrir no manda emisarios, viene Él mismo.
La Palabra de Dios/llora en un establo/dulce música nos dice el poeta…
La Palabra de Dios, el Verbo, la Imagen perfectísima de Dios, que venía a hablarnos con toda su Sabiduría, lo primero que hace es llorar: La Palabra de Dios llora en un establo. Algo sobrenatural que hace de esta noche distinta.
Qué cosa tan poco lógica: Dios que llora y además viene a empezar su misión en el ámbito de una cuadra: no era ni el mejor sitio, ni la mejor actitud que reflejaba a Dios.
Pero sí que es una cosa lógica porque venía a humillarse y a excederse en su Amor, hasta hacer fuerza a los atributos divinos.
Venía a hablarnos de ese Amor tan grande, no con palabras bonitas y poéticas, sino con hechos. Nadie gana a Dios en su Amor.
Pero podíamos habernos preguntado: eso está bien, pero Dios no puede sufrir ¿Podría Dios sufrir por nuestro Amor? ¿Nos querrá tanto como para pasarlo mal por nosotros?
Sabemos que la medida de nuestro amor se mide con el sacrificio.
Por eso, oír llorar al Niño es la mejor de las melodías, una dulce música, mejor que la de los Ángeles. Un cántico humano hecho por el mismo Dios: para sufrir no manda emisarios, viene Él mismo.
Dicen que el mayor honor que hace Dios a un alma no es darle mucho, sino pedirle mucho. Ésta es la lógica del Espíritu Santo, del Amor de la Trinidad: nos pide porque quiere escucharnos el corazón.
Eso hace el Señor con todos los que trata como santos. Dios se da del todo y los que están a su alrededor dan todo: mientras más cerca de Dios, más tendremos que dar.
Dar lo que nos vaya pidiendo, lo que en cada momento nos cueste, eso que parece poco lógico para su triunfo, para el buen funcionamiento de su reinado: quizá lo que con ojos humanos hace que nos rebelemos porque es poco práctico, eso es lo que el Señor, a menudo, nos pide...
Nos pide, porque no nos obliga: lo que busca es nuestro amor: eso es lo verdaderamente eficaz; esto es lo que nos hace santos con el Amor de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad.
Mira al Niño y ve que callando habla: un niño no puede hablar en la noche de su nacimiento.
Dios que llega para hablar y lo primero que hace es no decir nada; mucho tiempo pasa sin decir nada, porque su forma de hablar es con hechos: nadie se esperaba que viniera por la puerta de la humildad, de la pobreza de espíritu; nadie pensaba que es Dios: el
Ser necesario quiere pasar verdadera necesidad, la misma necesidad que pasó San Josemaría, que le llevaba a decir: ¡qué mal me tratas, qué mal me tratas!
¿Qué hay que hacer para tener docilidad al querer de Dios y adaptarse rápidamente a sus planes?
Tener la mentalidad de un ser necesitado, de un niño; decía gráficamente el Señor: hacerse un niño. Dios quiso pasar por aquí, por eso, callando habla y enmudece a los sabios, desconcierta la experiencia humana.
Eso hace el Señor con todos los que trata como santos. Dios se da del todo y los que están a su alrededor dan todo: mientras más cerca de Dios, más tendremos que dar.
Dar lo que nos vaya pidiendo, lo que en cada momento nos cueste, eso que parece poco lógico para su triunfo, para el buen funcionamiento de su reinado: quizá lo que con ojos humanos hace que nos rebelemos porque es poco práctico, eso es lo que el Señor, a menudo, nos pide...
Nos pide, porque no nos obliga: lo que busca es nuestro amor: eso es lo verdaderamente eficaz; esto es lo que nos hace santos con el Amor de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad.
Mira al Niño y ve que callando habla: un niño no puede hablar en la noche de su nacimiento.
Dios que llega para hablar y lo primero que hace es no decir nada; mucho tiempo pasa sin decir nada, porque su forma de hablar es con hechos: nadie se esperaba que viniera por la puerta de la humildad, de la pobreza de espíritu; nadie pensaba que es Dios: el
Ser necesario quiere pasar verdadera necesidad, la misma necesidad que pasó San Josemaría, que le llevaba a decir: ¡qué mal me tratas, qué mal me tratas!
¿Qué hay que hacer para tener docilidad al querer de Dios y adaptarse rápidamente a sus planes?
Tener la mentalidad de un ser necesitado, de un niño; decía gráficamente el Señor: hacerse un niño. Dios quiso pasar por aquí, por eso, callando habla y enmudece a los sabios, desconcierta la experiencia humana.
Hoy es un día para estar contentos, la liturgia de la Iglesia entona el Gloria: Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra paz a los hombres.
Annuntio vobis gaudium magnum, dijo el ángel a los pastores como si fuera el Cardenal camarlengo el que anuncia el nombre del nuevo Papa.
No temáis, pues vengo a anunciaros una gran alegría: Hoy os ha nacido, en la ciudad de David, el Salvador, que es el Cristo, el Señor.
Los comentaristas hablan de la prisa de los pastores, y dice que la alegría da alas: nadie puede buscar a Cristo con la tristeza de los perezosos. El Señor necesita a gente entusiasta a su alrededor: el Señor elige a pastores y pescadores: gente de buena voluntad.
Dios nos quiere por nuestra buena voluntad, se conforma con lo poco que saben y pueden unos pastores y pescadores, que ni siquiera poseen una tierra estable como los que trabajan en la agricultura.
Tienen que cantar los ángeles: era necesario que se manifestase también la Divinidad; el 25 de diciembre los ángeles echan las campanas al vuelo, era la primera canción de cuna, que la Virgen repetiría tantas veces, y que contaría a San Lucas.
Dicen que la Navidad nos vuelve poetas. Nada más hay que leer el texto de la mayoría de los Chritsmas. Te leo un poema que lleva por título Humildad y Gloria que nos ayuda a hacer oración:
La Palabra de Dios/llora en un establo/dulce música/mejor que la de ángeles:/callando habla/y enmudece a los sabios.
Y en el Cielo/resuena el Gloria,/canción de cuna/para un Dios loco/que se ha hecho Niño/por amor a los hombres.
María y José, viendo al Niño, estarían pensando lo mismo: es Dios y está llorando, está aquí por amor a los hombres….
Ignacio Fornés y Antonio Balsera
Annuntio vobis gaudium magnum, dijo el ángel a los pastores como si fuera el Cardenal camarlengo el que anuncia el nombre del nuevo Papa.
No temáis, pues vengo a anunciaros una gran alegría: Hoy os ha nacido, en la ciudad de David, el Salvador, que es el Cristo, el Señor.
Los comentaristas hablan de la prisa de los pastores, y dice que la alegría da alas: nadie puede buscar a Cristo con la tristeza de los perezosos. El Señor necesita a gente entusiasta a su alrededor: el Señor elige a pastores y pescadores: gente de buena voluntad.
Dios nos quiere por nuestra buena voluntad, se conforma con lo poco que saben y pueden unos pastores y pescadores, que ni siquiera poseen una tierra estable como los que trabajan en la agricultura.
Tienen que cantar los ángeles: era necesario que se manifestase también la Divinidad; el 25 de diciembre los ángeles echan las campanas al vuelo, era la primera canción de cuna, que la Virgen repetiría tantas veces, y que contaría a San Lucas.
Dicen que la Navidad nos vuelve poetas. Nada más hay que leer el texto de la mayoría de los Chritsmas. Te leo un poema que lleva por título Humildad y Gloria que nos ayuda a hacer oración:
La Palabra de Dios/llora en un establo/dulce música/mejor que la de ángeles:/callando habla/y enmudece a los sabios.
Y en el Cielo/resuena el Gloria,/canción de cuna/para un Dios loco/que se ha hecho Niño/por amor a los hombres.
María y José, viendo al Niño, estarían pensando lo mismo: es Dios y está llorando, está aquí por amor a los hombres….
Ignacio Fornés y Antonio Balsera
No hay comentarios:
Publicar un comentario