miércoles, 6 de mayo de 2009

LA CHAMPIONS


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El Papa en su libro sobre Jesús de Nazaret, cita un salmo que explica porqué lo ha escrito: el interés que tiene en conocer mejor al Señor.

Es el Salmo 27,8–9 se refiere a Dios y dice: «De ti ha dicho mi corazón: “Busca su rostro”»

Y continua el Salmo hablando con Dios: «Sí, tu rostro, Señor, es lo que busco; no me ocultes tu rostro, no rechaces irritado a tu siervo»

Esto se lo podemos decir ahora al Señor en la oración: –Nuestro mayor interés es tener amistad contigo. Es así como nunca nos encontraremos solos.

UN EJEMPLO ACTUAL

Desde luego que en la vida existen más cosas que ésta. Como humanos que somos tenemos también otras cosas que nos ayudan a descansar. Por ejemplo los deportes.

En la actualidad algunos equipos de fútbol se juegan su permanencia en Primera División.

No es lo mismo estar jugando con los grandes equipos que bajar al purgatorio de la Segunda.

Hemos visto la alegría de los jugadores de baloncesto del Granada por su permanencia en la liga ACB.

Por su parte, la fe nos habla de lo que tiene que ser pasión para los cristianos, nuestro principal ejercicio. En definitiva, el Evangelio nos habla de lo que Dios ve como la permanencia en Primera.

EN PRIMERA

Los hombres de todas las épocas se han preguntado siempre cómo alcanzar la felicidad.

Y muchas veces han encontrado tres salidas para conseguirla: el dinero, el placer, y el poder.

Quizá se identifican con las tres concupiscencias de la que habla San Juan: la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida.

De esas tres cosas. El dinero es el medio para conseguir cualquier cosa. Y aunque vivimos en una sociedad metalizada, nos damos cuenta que por ahí no anda la felicidad.

Tampoco está en el placer, que aunque ya no es un medio como el dinero, nos afecta interiormente. Pero vemos que no nos llena del todo.

El poder aparentemente atrae más a los mayores que a los jóvenes. Pero se ha dicho que «nadie se escapa de su capacidad de seducción».

En una obra maestra de la literatura y del cine de todos los tiempos se nos relata la historia de un anillo de poder.

¡Que levante la mano aquél que no le guste mandar! El ansia de los hombres por gobernar y mantener su posición –como se demuestra en la política– debe ser arrebatador.

Por eso se ha escrito: «Las alfombras de los salones donde acontecen los traspasos de poderes en los Ministerios y Secretarías del Estado están regadas por las lágrimas de melancolía de los salientes y de emoción de los entrantes». Conmovedor.

Siempre ha sucedido: el dinero, el placer, el poder, seducen. En definitiva buscamos el éxito. Como los jugadores de todos los equipos buscan la permanencia en Primera.

Y el mensaje que nos transmite es otro. Dice Jesús: «permaneced en mí». Jn, 15,4).

Para los cristianos jugar en Primera División es permanecer en Jesucristo.

–«Permanece con nosotros», le decimos al Señor.

Así le dijeron al Señor dos discípulos, horas después de la Resurrección.

Y el Papa el lunes de la octava de Pascua nos decía:

«En estos días (...) oiremos a menudo resonar las palabras de Jesús: “He resucitado y estoy siempre contigo”».

NO SÓLO EN BBC

–Permanece con nosotros, Señor, por se hace de noche cuando Tú no estás al lado.

Este es nuestro ejercicio, nuestro deporte: permanecer en el Señor.

Y nos ocurre que a veces perdemos partidos, oportunidades, y vamos bajando en la clasificación.

–¿He tenido presente al Señor esta mañana?

Pues se permanece en Jesucristo cuando se le tiene presente durante el día. No basta con tenerle presente en los momentos estelares.

Como algunas personas que se relacionan con Dios sólo en Bautizos, Bodas y Comuniones: BBC. Así es muy difícil estar con él de manera más o menos continua.

TRATO

Si queremos permanecer en el Señor, y no sólo ser conocido de BBC hemos de tratarle mucho. Los santos han sido amigos de Dios porque lo trataban continuamente.

Jesús dedicaba mucho tiempo a la oración, a tratar a su Padre Dios, a escucharle.

Porque Dios habla a través de los sucesos de esta vida. Si los vemos con ojos de eternidad, los acontecimientos actuales son minúsculos: pronto los olvidaremos.

¿Dónde están ahora las glorias de la selección española de hace 20 años?

¿Quizá dentro de 200 años ya no guste el fútbol?

Como diría Jorge Manrique, que no es un entrenador argentino, sino un poeta:

"¿Qué fue de las preocupaciones, que teníamos hace 2 años, de los fracasos de hace 20? Nadie se acuerda."
Todo pasa menos nuestra amistad con Dios.

DIOS NO ABURRE

Con el tiempo uno se va dando cuenta de que no hay almas gemelas. Nadie, por muy amigo que sea, puede llegar a comprendernos totalmente. Siempre hay algo que nos separa, que no podemos comunicar. Eso en el mejor de los casos.

Qué pena es estar solo. Sentirse sin posible comunicación, cuando hemos sido creados para relacionarnos. Para conocer y ser conocidos, amar y ser amados.

Hace poco, yendo por la calle con un amigo me decía que la gente mayor estaba muy sola. Me lo hacía ver porque pasamos al lado de una señora mayor que iba sola con una bolsa llena de lechugas.

Al principio pensé: caray qué capacidad de sacarle punta a todo. Pero luego vi que era verdad, hay gente que está muy sola, por lo menos aparentemente.

Digo aparentemente porque te encuentras con personas que viven solas pero que se sienten muy acompañadas por el Señor. Y, dicen, que si no fuera por él se aburrirían.

Una persona que viva bien su vida cristiana no puede sentirse solo, porque Él nos conoce y nos quiere más que nosotros mismos podemos hacerlo.

UNA PETICIÓN URGENTE

El Salmo (116,9–13) viene a recoger un desahogo del Autor: Quiero vivir en presencia de Dios en mi vida corriente. ¡Tengo fe, aún cuando pienso: «Me apalean porque me ven débil»!,
yo que he dicho en mi tribulación: «No hay nadie que quiera ayudarme».
De todas formas ¿Cómo podré pagar a Dios todo el bien que me ha hecho? Lo que haré es beber el cáliz de sufrimiento, llamando al Señor para que me ayude.

Y Él nos dice: –Ten paz, estoy siempre contigo.

JUNTO A NOSOTROS

Jesús está continuamente junto a nosotros, pero no nos damos cuenta. La fe hace que le veamos sin verle. Que le hablemos aunque parezca que no responde.

El Señor siempre contesta. Lo que ocurre es que hay que descubrir la forma en la que habla.

El nos habla más con hechos que con palabras. Porque la Palabra suya ya la pronunció, y suena en nuestros oídos.

Nos habla con hechos, con lo que los teólogos llaman Providencia.

Las cosas que nos ocurren durante el día podemos verlas como venidas de la mano de Dios, aunque nos contraríen.

Sobre todo notar su presencia al pedirnos que le ayudemos a llevar la cruz.

Y es que cuando el Señor nos envía cosas buenas es porque nos quiere, y cuando permite cosas que la gente llama malas, es para ver si le queremos a Él.

JUGAR LA CHAMPIONS

Para ganar en amistad con el Señor hay tratarle en la Eucaristía: se ha quedado no sólo para sus grandes santos, sino para que nosotros también seamos grandes amigos.

Si en la Comunión lo tratamos bien no sólo estaremos en Primera, sino que jugaremos en el mismo equipo de Dios.

Vamos a decirle a Jesús que nosotros queremos recibirle como le recibió la Virgen.

Ella no buscó el triunfo, ni el dinero, ni el placer, ni el gobierno. Ella buscó el rostro del Señor, y se lo encontraba en su casa. Allí donde nadie lo buscaba, allí estaba junto a María.

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