jueves, 22 de abril de 2021

LA BOLSA Y LA VIDA


PERSONAS GENEROSAS


Aunque parezca mentira, el mundo está lleno de gente generosa. Que dan sin buscar interés: porque ellos son buenos y nos quieren.

Eso de dar sin interés es algo que llama la atención y se valora mucho. Es agradable saber que hay gente dispuesta a ayudar a quien sea.

En la residencia donde vivo, algunos universitarios sacan a pasear a personas enfermas que están en sillas de ruedas. Recortan un poco de su tiempo libre y le quitan tres horas al sábado por la tarde.

Lo mejor es que entre los colegiales se corre la voz y se van apuntando para hacer lo mismo, porque es algo que atrae.

Hay personas que son capaces de prestarnos dinero, o de invitarnos a comer, cosa que sienta muy bien porque a nadie le amarga un dulce.

Hay quienes pierden un fin de semana para dedicarlo a los demás. Se trata de personas normales pero que tiene buen corazón. Hay muchos así.

LA BONDAD DEL VISILLOS

Todavía me acuerdo de un monitor que teníamos cuando hacíamos excursiones con un club de montaña. Le llamábamos el Visillos por el flequillo largo y flácido.

Era la persona más buena que conocíamos (aunque lo que conocíamos no era muy bueno). Teníamos 15 años, mucho nervio, mala intención y mucha fuerza.

El Visillos era paciente, sereno, no se enfadaba casi nunca y, lo que más nos chocaba, era que nos dedicase tanto tiempo.

Hacíamos excursiones a la Sierra de Gredos. Él siempre iba con el que le costaba más andar. Nos daba de su comida, que siempre era mejor, sobre todo lo cacahuetes y los plátanos, que al pobre no le daba tiempo ni acariciarlos. Era un pedazo de pan.

PERSONALIDADES

En el mundo también hay personalidades conocidas que son puntos de referencia: por las cosas que dicen, por cómo viven. Estos no son tantos.

También hay quienes se sacrifican por defender un ideal, o un país. Y estos son ya más escasos. La Madre Teresa de Calcuta es un ejemplo conocido.

LA BOLSA

Hablando en general, la gente suele ser generosa hasta llegado un límite. Ese límite para muchas personas suele ser el «bolsillo». Dicen: «con las cosas de comer no se juega».

Hay que ser generoso pero sin que eso cueste dinero, sobre todo con los tiempos que corren. Generosos sí, primos no.

Por eso un refrán con una cierta ironía aclara: «mucho te quiero, perrito, pero pan poquito». Para muchos, querer a los demás no les puede salir caro.

Sin embargo, Dios es capaz de vaciarse por nosotros: nos entrega todo lo que tiene. Lo explica San Juan: Dios nos ha tenido un amor tan grande que nos ha hecho sus hijos, y nos da todo lo suyo (cfr. 1Jn 3,1–2: Segunda lectura de la Misa).

¿QUIÉN DA MÁS?

Por eso, al hablar de sí mismo, Jesús dice que Él es un pastor que da la vida por sus ovejas (cfr. Jn 10, 11–18: Evangelio de la Misa de hoy).

Dios no sólo nos ha dado todo lo que Él posee, sino que quiso entregar su vida por nosotros. Y para eso nació, y murió con una muerte horrible.

Esto debería bastarnos para tomarnos a Dios en serio. Y, a pesar de todo esto, hay personas que en su vida diaria no cuentan con el Señor.

Incluso lo desechan como hicieron muchos judíos. Y, sin embargo, la vida sin Él no tiene sentido: Jesús es la «piedra angular», y sin su ayuda todo se tambalea (cfr. Hch 8,4–12: Segunda lectura de la Misa y Salmo responsorial: 22).

viernes, 16 de abril de 2021

MENTIROSOS


Jesús les dice a los discípulos que estaba profetizado que el Mesías padecería, resucitaría al tercer día, «y en su nombre se predicara la conversión» (Lc 24,47: Evangelio de la Misa de hoy).

Convertirse es dar un giro total a la vida que uno está llevando. Es algo que implica una cierta violencia. Un esfuerzo grande porque, a veces, hay que cortar con cosas que llevas haciendo desde hace mucho, y ya lo tienes como incorporado a tu manera de ser.

Convertirse cuesta, como a un borracho le cuesta dejar de beber; o a un drogadicto someterse a un tratamiento de desintoxicación. Es una decisión muy fuerte de querer cambiar. Y eso no todo el mundo está dispuesto a hacerlo.

Vamos a pedirle al Señor la gracia para ser capaces, para querer cambiar de verdad. Es algo que es posible. Es lo que hicieron los apóstoles después de la resurrección de Jesús.

Pasaron de estar tristes, escondidos, sin luchar, bloqueados y temerosos, a salir al mundo y predicar la resurrección y la conversión por haber matado al Hijo de Dios.

HABLAR DE CONVERSIÓN

Por eso nosotros los cristianos después de la Resurrección hablamos de «conversión». Así lo hace San Pedro: «arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados» (Hch 3,19: Primera lectura de la Misa).

Hay gente que no se arrepiente de nada de lo que hace. Incluso repetirían segundo a segundo su vida sin cambiar nada de nada.

Todo el mundo, por muy bueno que sea, hace cosas malas. De algo siempre nos podemos arrepentir. Si hacemos un poco de examen, descubriremos auténticos pecados.

Hace dos años, vino una de las profesoras de Primero de primaria a contarme que en su clase estaban desapareciendo peluches. Yo no daba crédito. Una niña de primero de Primaria es muy pequeña. Total que fui a la clase como capellán del colegio para ver si imponía un poco y explicarles.

Llegué. La impresión es que les imponía más bien poco. Les expliqué que un pecado es algo que le hace daño a Dios y que nunca es bueno cometer pecados. Entonces, se me ocurrió preguntarles: a ver decidme un ejemplo de pecado. Y todas a coro respondieron: robaaaar! Lo peor de todo es que lo dijeron con la misma cara de felicidad como si estuvieran diciendo algo lícito y aceptado, sin ninguna vergüenza. Me fui desolado y comprobando que el pecado original actúa en la niñez.

¿PECADOS?

¿Es que en pleno siglo XXI se puede hablar de pecados? Nosotros estamos acostumbrados a oír –en los medios de comunicación– las cosas que los demás hacen mal, pero al parecer nadie se arrepiente de nada. El mal es lo que hacen los otros.

Reconocer la propia culpa, hoy en día tampoco es algo que se valore, queda raro. Pedir perdón no está de moda, es como de personas extrañas.

EN NUESTRO CORAZÓN

Duele decirlo, pero el mal habita en nuestro corazón. La línea divisoria entre el bien y el mal no está fuera de nosotros. No es que haya «buenos y malos»: sino que en ocasiones actuamos bien y otras veces no.

A veces seguimos los mandatos del Señor, pero otras somos mentirosos, como dice San Juan (cfr. 1Jn 2,1–5: Segunda lectura de la Misa).

NO PASAR PÁGINA

Se trata de que no pasemos página. Como si el mal se arreglara ignorándolo. Lo que hemos de hacer es borrar la página, acudiendo al Sacramento de la Misericordia de Dios: con el agua que brotó de su corazón traspasado Jesús nos limpia mediante la Confesión.

Entonces podremos decir con el Salmo (4,9: Responsorial de la Misa): «en paz me acuesto y en seguida me duermo, porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo».

Se duerme mejor cuando no tienes remordimientos. Y, puedes pensar que hay gente que peca y duerme a pierna suelta. También les pasa a los gatos. No tienen remordimientos porque no son humanos.

REFUGIO DE LOS MENTIROSOS

Al rezarle a la Virgen podemos decirle: ruega por nosotros, mentirosos, para que nos convirtamos.

En estos días hemos celebrado las primeras confesiones en el colegio. Lo mejor de la ceremonia es cuando las alumnas se van al banco con su madre y hacen juntas el examen de conciencia previo a la confesión.

Van todas con su uniforme y un lazo blanco. Parecen un regalo. Sus almas quedan como nuevas porque sus madres, que son las que las conocen, les dicen todo lo que hacen mal, pecados reales.

Pues, le pedimos a nuestra Madre del Cielo que nos haga descubrir lo que no va, los pecados que cometemos para confesarlos y ser como un regalo para Dios.

viernes, 9 de abril de 2021

LO MEJOR DE DIOS


De lo que Dios está más orgulloso es de su misericordia, de su bondad. Ese es su gran atributo. Todas sus obras están coronadas por su Misericordia.


-Señor te damos gracias por tu bondad, porque es eterna tu misericordia (cfr. Sal 117: responsorial).

El gran poder de Dios es su amor. Por eso perdona siempre. Nos ama tanto que su misericordia actúa si le dejamos.

Eso es lo que realmente vence al mundo. No la violencia o el egoísmo, sino el amor de Dios que se nos manifiesta en la cruz. Esa es la fuente de donde sale su Misericordia (cfr. 1Jn 5,1-6: Segunda lectura).

LA FUERZA DE LA CRUZ

Catalina de Emerich cuenta como, cuando Jesús estaba clavado en la cruz, había un centurión al mando de los soldados que estaban allí. Se llamaba Abenadar.

Tenía los ojos fijos en el cuerpo destrozado del Señor. Había presenciado como perdonaba a sus enemigos. Sintió una profunda emoción.

Cuando Jesús murió y tembló la tierra, la gracia iluminó a Abenadar. Su corazón, orgulloso y duro, se partió como la roca del Calvario; tiró su lanza y dijo: "¡Bendito sea el Dios Todopoderoso, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; éste era justo; es verdaderamente el Hijo de Dios!".

Muchos soldados, al oír las palabras de su jefe, hicieron como él. Abenadar, convertido del todo, dio su caballo y su lanza a Casio, el segundo oficial y se fue en busca de los discípulos del Señor para anunciarles la muerte del Salvador.

VIVIR TRANQUILO

Dios quiere nuestra felicidad, que vivamos tranquilos, serenos. Y una de las cosas que nos dan más paz es pensar en la misericordia de Dios.

Cuenta el Evangelio como los Apóstoles se alegraron al verle resucitado. Jesús se puso en medio de ellos y les dijo: paz a vosotros.

Con gran poder los Apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús (Hch 4,32-35: Primera lectura).

Saber lo bien que está dispuesto el Señor ante nuestros errores, aunque hayamos hecho una barbaridad nos ayuda mucho. Dios aplica su misericordia según las necesidades de cada uno.

La humanidad no encontrará la paz hasta que no vaya a la fuente de mi misericordia.

LA VISIÓN DE FAUSTINA

El Señor quiso que el mundo conociera su Misericordia a través de las revelaciones hechas a una santa, Faustina Kowalska.

En una ocasión le decía: «las almas me reconocen como Santo y como Justo, pero no tienen confianza en mi bondad. Y le daba un encargo: Anuncia que la Misericordia es el mayor atributo de Dios».

Una tarde, estando en su celda vio al Señor vestido de blanco y con una mano levantada para bendecir mientras la otra estaba pegada al pecho. De su vestido salían dos rayos, uno rojo y otro blanco o claro.

El Señor le encargó pintar la imagen de la visión y que debajo pusiera escrito: Jesús confío en Ti!

Y le dijo el Señor: prometo que el alma que adore esta imagen no se perderá. Prometo la victoria sobre el enemigo en esta tierra y en particular en el momento de la muerte. Yo mismo lo defenderé.

ROJO Y BLANCO

Hablando del Señor nos dice san Juan: Este es el que vino por el agua y por la sangre: Jesucristo; no solamente con el agua, sino con el agua y con la sangre.

Los dos rayos de esa visión representan el Agua y la Sangre. El rayo blanco es el Agua que justifica las almas. El rojo es la Sangre que representa la vida para el alma.

Los dos salen del costado de Jesús después de que la lanza le atravesara el corazón. Representan la confesión y la Eucaristía.

UN CASO REAL

Faustina también cuenta como un día que entró a rezar en la capilla, Jesús le dijo: hija mía ayúdame a salvar un pecador en agonía.

Empezó a rezar la oración a la Divina Misericordia y vio a una persona que se estaba muriendo y que luchaba en su interior.

Su Ángel custodio lo defendía, pero parecía que no podía hacer nada ante la enorme miseria de esa persona. También vio como una multitud de demonios estaban esperando para llevarse aquella alma al infierno.

Mientras rezaba esa oración vio la imagen de Jesús con los dos rayos que salían de su Corazón tocando al enfermo y los diablos que se iban rápidamente. Entonces el enfermo expiró serenamente.

La oración que el Señor le pidió que rezare era esta:-Oh Sangre y Agua que sales del corazón de Jesús como fuente de misericordia por nosotros, confío en ti!

Cuando reces, le dijo Jesús, esta oración con el corazón arrepentido y con fe por cualquier pecador, le concederé la gracia de la conversión.

Vamos a decírsela ahora para que salve a los que van a morir hoy.

CARLOS Y JOSÉ

Esta fiesta la instituyó Juan Pablo II. Y en vísperas de ella, el Papa Grande se nos fue al cielo.

El Papa es el vicecristo. El Padre de todos los cristianos. A través del Papa la misericordia de Dios se hace presente.

Decía una persona que, estando en la plaza de san Pedro, al finalizar una de las ceremonias multitudinarias, pasó el Papa Benedicto en coche. Le impresionó comprobar la mirada que tenía de comprensión y cariño al mirar a la gente.

Así es Jesús. Así es también la Virgen, por algo la invocamos como Madre de Misericordia.

sábado, 3 de abril de 2021

ACTUO DIOS



Hoy es el día en que actuó el Señor. Hoy, Dios, hizo una de las suyas. 

Como lo puede todo, del mal siempre saca bien. Su amor y su inteligencia se las ingenia para salvarnos.

Parecía que estaba dormido. Jesús estaba muerto. Dios estaba en silencio. Como ahora en el sagrario, que parece que no hace nada y, sin embargo, está muy activo.

¡CON LA QUE ESTÁ CAYENDO!

La Primera lectura hace un resumen de la vida de Jesús en pocas líneas. Todo empezó en Galilea. Parecía que se trataba de uno más, que era un maestro como tanto otros (cfr. Hch 10,34ª- 37-43).

A simple vista, las autoridades religiosas, que eran la voz autorizada de Yahvéh, iban contra él. Y él era Dios que callaba y actuaba.

Entonces empezaron a ver como expulsaba demonios y hacía milagros. Muchos se pusieron de su parte, los apóstoles y otros, que fueron testigos de lo que hizo.

Hoy se repite la misma historia. Algunos poderosos de la tierra también van en contra de Dios. Se creen que lo pueden todo, y por eso hacen y deshacen. Y, con ese poderío cometen crímenes como el aborto o la eutanasia, o injusticias de todo tipo, etc.

Las personas piensan que, como tienen libertad, pueden hacer lo que quieran, incluso matar. Antes, los esclavos no tenían derechos y se les podía quitar la vida si el amo quería. Hoy, gracias en gran parte al cristianismo, eso ha desaparecido.

Pero en nuestra sociedad, como se han quitado a Dios de en medio, se pueden matar niños para defender la libertad de la mujer. Cuando alguien es un incordio, da mucho trabajo, te hace dormir mal o te quita mucho tiempo, entonces el Estado te dice que en esos casos puedes matarlo.

Ante esto, parece que Dios no hace nada, que está en silencio. Como en el sepulcro y en el sagrario. Señor ¿cómo no actúas, con la que está cayendo?

SIEMPRE PASA LO MISMO

Con Jesús pasó lo mismo. Era el Hijo de Dios. No un vecino o un conocido, sino su Hijo. Lo mataron y su Padre Dios no hizo nada. O eso parecía, porque luego lo resucito.

Lo más sorprendente del Señor es que vino para eso. Quiso mostrar su amor y su misericordia con la cruz. Así actuó su inteligencia.

Los hombres, tanto amor, no lo entienden. Por eso, a los primeros cristianos les costaría hablar de la crucifixión, sería como un tema tabú.

En parte se entiende. Es como si el padre de una amiga tuya hubiera muerto en la cárcel. Hablar de eso con ella sería de mal gusto: іQué pena lo de tu padre ¿verdad?!… Por cierto ¿cómo fue? ¿Por qué estaba en la cárcel? Sería como nombrar la soga en casa del ahorcado.

Pero la cruz es la manera que tiene Dios de salvarnos. Aunque parezca que no, el Señor sabe lo que hace. Tiene todo controlado.

Nuestro Señor hace que lo malo termine bien, porque él no pierde batallas.

Durante la Semana Santa de Málaga, estaba un grupo de gente joven esperando el paso del trono del Crucificado. Estaban pero de fiesta, riendo y hablando en alto. Una persona mayor les recriminó su actitud. Y uno del grupillo les contestó: es que nosotros ya sabemos como termina esta historia. Dios siempre triunfa.

NO DRAMATICEMOS

Con la cruz que tienes, Dios hace muchas cosas. Todo el mundo tienen una preocupación. Incluso las niñas pequeñas. El otro día vino una para pedir que rezara por su perro que tenía gripe.

Si lees cualquier vida de un santo, todos tuvieron cruz.

Dios parece que no hace nada y hace todo. Lo que pasa es que no interviene como el séptimo de caballería, machacando a los indios o queriendo hundir a sus enemigos.

Nuestro Señor no solo no los fulmina sino que intenta hacerse amigo de ellos. De hecho la mayoría de los que crucificaron al Señor se hicieron cristianos.

OS VAIS A ENTERAR

El día de Pentecostés se convirtieron 5.000. Allí estaban presentes muchos de los que crucificaron al Señor. Y san Pedro en el discurso que les dio, no les amenazó ni los condenó, en plan:

Vosotros, los que matasteis a Jesús de Nazaret, iréis al infierno y os quemareis por toda la eternidad. Habéis matado al mismo Dios, no tenéis perdón. Hoy es el día de la furia del Señor. Os vais a enterar de lo que vale un peine, no vais a dar pie con bola porque enviará sus ángeles y os machacarán ¡La que habéis liao!

No. Les dice claramente lo que hicieron mal, pero para provocar en ellos la conversión (Hch 2, 14 y ss).

MIS MEJORES ENEMIGOS

Los que ahora llamamos enemigos, los que persiguen a la iglesia, o las personas que nos hacen daño, son los que más bien nos hacen. Cuando nos ven sufrir, como el Señor, con serenidad, eso les hace buenos.

La Virgen Santísima sabía como iba a terminar esa historia, por eso nunca perdió la fe ni la esperanza.

FORO DE MEDITACIONES

Meditaciones predicables organizadas por varios criterios: tema, edad de los oyentes, calendario.... Muchas de ellas se pueden encontrar también resumidas en forma de homilía en el Foro de Homilías