viernes, 1 de octubre de 2021

LA POLIGAMIA

 

En el Evangelio, el Señor habla de que el matrimonio es de un hombre y una mujer.

Y, además de uno con una, es para toda la vida. Porque lo que Dios une el hombre no puede separarlo.

Un católico puede pensar que es normal tener 4 ó 5 mujeres a la vez.

En occidente, esto nos parece extraño, pero aquí también hay bastantes católicos que viven la poligamia desde su juventud.

Un sacerdote africano, me comentó una vez que estaba sorprendido de la poligamia española.

Efectivamente, también los sacerdotes de aquí nos damos cuenta de que hay bastante poligamia. Sobre todo entre la gente de menos de 30 de años.

Es normal que antes de haber hecho el contrato matrimonial, los hombres de occidente hayan tenido varias mujeres.

No es una poligamia simultánea, sino sucesiva. No es a la vez, sino sucesiva en el tiempo. Esa la diferencia entre la poligamia africana y la poligamia española.

Sucede con bastante frecuencia, entre la gente joven, que conoce a un chico o a una chica, se declaran y a partir de ese momento ya viven como marido y mujer.

Tienen detalles de afecto que yo no he visto que tuvieran mis padres delante de mí, porque los reservaban para el matrimonio.

Hoy suele ser normal que un chico de 17 años y una chica de 16 vivan como si estuvieran casados, aunque se vean solo los fines de semana.

Con el aliciente de que no tienes gastos de comunidad, colegios, ni de agua ni de electricidad.

Y así pueden vivir, con varias o con varios sucesivamente, hasta que ya hacen el contrato matrimonial que, como es lógico, no tiene por qué durar para siempre.

Los curas cuando hablamos con una chica o chico, que llevan año y medio saliendo, estamos tentados de preguntar: Bueno, ¿qué tal tu marido?

Por eso ya no se habla ni de novio, ni de marido y mujer, sino de relación de pareja, un término que engloba todo, porque en realidad todo es lo mismo.

Hoy en día la pareja ha dejado de ser sólo una institución benemérita, también porque hay guardias civiles que están casados.

En el Concilio Vaticano II, algunos obispos europeos pidieron que el celibato fuera opcional para que se pudieran casar los sacerdotes que quisieran.

Ante esto, los obispos africanos se opusieron en masa porque allí el celibato se ve como un milagro.

Y así es, el celibato, seas sacerdote o soltera hay que pedirlo porque es un don de Dios.

Os aconsejo pedírselo a la Virgen cada noche rezando tres Avemarías.

jueves, 23 de septiembre de 2021

HARAMBE


EL CIELO EN LA TIERRA

El Señor, a una persona muy santa del siglo pasado le dijo lo siguiente: difunde la alegría por donde quiera que pases.

Esto sería el cielo en la tierra. Que todos estuviéramos contento y unidos.

El marxismo intentó hacer un cielo en la tierra y no lo consiguió. Para eso construyeron muros, que aislaban los «paraíso comunistas» del resto del mundo.

Hace unos días llamé para felicitar a una sobrina. Y lo que pasa con estas, estaba en Berlín con unos amigos, y le dije:

-¡¡¡Qué estás en Berlín!!!!

-Sí es que hemos pillado uno de esos vuelos baratos. Respondió.

-¿Oye? le dije, mándame un trozo de muro.

-Sí, sí, te lo voy a mandar.

Yo pienso que habría bebido alguna cerveza, porque la vi más contenta que nunca. Por supuesto sin pasar del punto.

Después de una semana, me llegó una postal desde Alemania con un trocito de muro de Berlín.

Estaba metido en una cajita incrustada en la postal. La verdad es que los alemanes han hecho del muro una reliquia.

En la postal, me decía mi sobrina:

-Querido tío ahí tienes tu trocito de historia.

Lo comunistas quisieron aislar su mundo del de occidente. Aquello era como una cárcel: se podía entrar pero no salir. Muchos se pasaban a nuestra zona jugándose la vida. Muchos murieron.

Era el muro de la vergüenza, o también llamado Telón de acero. Dentro de los muros no te podías fiar de nadie, había escuchas telefónicas y, además tu propia familia y vecinos te podían delatar y condenarte por antirrevolucionario.

La gente estaba triste. Había museos sobre el ateísmo, en vez de religiosos. Querían inculcar a la gente desde pequeños que se podía vivir sin Dios. Fue un auténtico fracaso.

Ahora en Rusia y en los países satélites hay un florecimiento espiritual. Me decía un sacerdote rumano que, en su país, la religión está de moda. Y esto ocurre en muchos países del este.

Yo conservo la postal del muro de Berlín como una reliquia que me recuerda lo que le dijo el Señor a esa persona santa: difunde la alegría por donde quiera que pases.

Los cristianos conseguiríamos que el cielo se hiciera presente en la tierra si viviéramos como nuestro Señor. Pero hemos de empeñarnos todos a una.

Decía Juan Pablo II: construyamos puentes, no muros de separación.

TODOS A UNA

Porque la tendencia de la gente es la de ser exclusivistas. Separarnos de los demás e ir por libre está muy generalizado.

A veces, ni siquiera nos gusta el bien que hacen los demás, incluso lo criticamos.

Inconscientemente, algunos piensan que el bien no es bien si lo hace otro. Y el mal no es tan malo si lo hago yo.
–¡Cómo va a ser pecado esto si lo he hecho yo!

Criticamos el mal que hacen otros y justificamos el nuestro.
Una persona que trabaja en una ONG, me contaba el otro día que, estando en el norte del Congo, en una zona de pigmeos, fue a un dispensario médico.

Allí vio a una señora con su hijo recién nacido. Para tener un detalle con ella, le preguntó cómo se llamaba el niño.

La madre le respondió con un nombre en lingala, una de las lenguas del país.

Al oír el nombre, le preguntó: -Y eso ¿qué significa?

-Significa: “Siempre habrá alguien que te critique aunque hagas el bien”.

MIRAR O AYUDAR

En esta tierra todo lo que hacemos influye en las personas.

Y, lo que más desune, a veces, son los pensamientos y las críticas. Hay quienes van a un sitio y siempre ven lo negativo: las manchas.

En ocasiones hay personas que siempre ven pegas en lo que se les ocurre a los demás.

En vez de impulsar las opiniones de otros, ven siempre inconvenientes. Parecen jueces o fiscales, pero no madres. Así consiguen que nadie aporte nada.

Pero Jesús no vino a juzgar sino a ayudar. Y así también los cristianos.

Pero también hay otra forma de vivir, que es pasiva: mirar, sólo mirar, e ir a lo nuestro.

SI NO ES MI ENEMIGO ES MI AMIGO.

Es curioso, pero algunos suelen pensar que el que no es amigo es enemigo.

Para el Señor es al revés: si no es mi enemigo, tiene que ser mi amigo.

El Evangelio habla de un apóstol que se molestó porque uno, que no era discípulo de Jesús, hacía milagros (cfr. Evangelio de la Misa).

Eso también pasó siglos antes, cuando hubo quien se enfadó porque varias personas que no estaban con Moisés recibían dones especiales de Dios.

Y Moisés, con sentido común, se alegró que aquellos recibieran esas gracias del cielo.

Por eso dijo: Ojalá todo el mundo profetizara. No había que desconcertarse porque otros hicieran el bien (cfr. Primera Lectura de la Misa).

Nos parece que lo nuestro es lo mejor. Si lo propone otro, en cierta forma nos molesta, porque lo bueno es lo que se me ocurre a mí.

Al final, con esa actitud, en torno a nosotros creamos un muro. Quizá con nuestras reliquias podrán hacer postales.

Sin embargo, el Señor nos dice: difunde la alegría por donde quiera que pases.

Porque, detrás de la alegría, está el pegamento más fuerte:

SUPERGLÚ

San Josemaría, estaba viendo una película de cine que protagonizaba Ingrid Berman.

Trataba de unas chicas que estaban en una ONG trabajando en una misión en un país pobre.

Como tenían bastantes dificultades, acabaron peleadas unas con otras.

En el intermedio, a los que tenía a su lado, san Josemaría comentó: -Eso les pasa porque no tienen al Señor en la Eucaristía.

Nosotros tenemos a Jesús aquí. Y donde está Él, está la alegría y la unidad.

Porque la Eucaristía es el Sacramento del Amor. Y la virtud cristiana de la Caridad, del cariño, es el mejor superglú.

Si tenemos dificultades unos con otros, tenemos que venir al sagrario. El Señor quita los muros, es un ingeniero que hace puentes que parecen imposibles.

Por eso Jesús, en un momento importante, en la Primera Misa, pidió que todos fuéramos uno.

La unidad de unos con otros se realiza en la Eucaristía, en la común-unión.

TODOS A UNA

Si queremos hacer el cielo en la tierra, hemos de vivir la caridad que es lo que une.

En Kenia hay una palabra que expresa justamente esto, significa Todos a una. En suagili es Harambe. En castellano diríamos Fuenteovejuna.

Un chico universitario cuenta su experiencia de un viaje a Kenia.

Un día fue con otros voluntarios a un hospital que tienen allí las monjas de la Madre Teresa de Calcuta.

Leo sus impresiones. Al llegar al sitio noté un contraste fortísimo entre las hamacas llenas de niños enfermos y lloriqueando, con los limpísimos trajes blancos y azules de las Hermanas de la Caridad, que rebosaban alegría.

Yo me quedé bloqueado en mitad de la habitación. Nunca había visto nada igual.

Mis compañeros universitarios se pusieron en seguida a trabajar siguiendo las indicaciones de las hermanas.

Entonces, una monja me preguntó en inglés:

–¿Has venido a mirar, o quieres ayudar?

Sorprendido por la pregunta tan directa, le contesté muy cortado:

–A ayudar...

Entonces me dijo esta hermana de la caridad:

–¿Ves a ese niño de allí, el del fondo que llora?

Lloraba mucho, pero sin fuerza.

–¿Cuál? ¿ése? (le dije señalándolo).

–Sí. Pues tómalo con cuidado y tráelo. Lo bautizamos ayer.
Lo cogí y lo noté con bastante fiebre. El niño tendría un par de años.

Habría que ver la pinta que tendría este chico universitario cogiendo un niño africano, sin saber muy bien qué hacer con él.

Por eso la monja, que se dio cuenta, le dijo:

–Ahora dale todo el cariño que puedas...

–No entiendo... (le respondió).

(La verdad es que para un hombre es una situación un poco curiosa, porque no somos precisamente unos máquinas de la ternura).

Por eso, la hermana le volvió a repetir:

–Pues, que le des todo el cariño del que seas capaz… A tu manera...

(Y, sigue diciendo el chico):

-Entonces, me dejó con el niño.

Le canté, le besé... dejó de llorar, me sonrió, y se durmió...

Al cabo de un rato busqué llorando a la hermana:
–Hermana: no respira...

La monja certificó su muerte. Y me dijo:

–Ha muerto en tus brazos... Y tú le has adelantado quince minutos, con tu cariño, el amor que Dios le va a dar por toda la eternidad.

Entonces entendí tantas cosas: el cielo, el amor de mis padres, el amor del Señor, los detalles de afecto de mis amigos...

Mi viaje a Kenya supuso un antes y un después en mi vida.
Ahora sé que todos tenemos "kenyas" a nuestro alrededor para tratar con cariño a los que están a nuestro lado.

Esto también nos lo dice el Señor a cada uno de los que estamos aquí.

La Virgen, que es la mejor alumna de Jesús, es lo que hizo durante toda su vida.

Y esto es lo que tenemos que hacer todos a una: Harambe.

jueves, 16 de septiembre de 2021

ACONCAGUA


 

DE ALTO RIESGO

Tengo un amigo alpinista que entre otras cosas ha escalado varios seis miles. Normalmente esto no se puede hacer en la vida diaria, en la que se sube sólo en ascensores.

Pero el que quiera ser cristiano de verdad también tendrá una existencia emocionante. Quizá se le acusará de llevar «una vida distinta a los demás», y para algunos resultará un personaje «incómodo» (Primera lectura: Sb 2,17-20).

EL ARNÉS DE DIOS

La vida cristiana es una aventura en la que vamos siempre asegurados por Dios. Dice el Salmo que «el Señor sostiene mi vida» (cfr. 53: responsorial de la Misa). Si vamos sujetos a Él no tenemos que preocuparnos.

EN LA ALTA MONTAÑA

En la alta montaña es muy peligroso funcionar por libre: no es del espíritu montañero ir cada uno a su bola, eso es para el tenis.

El Señor nos pide que nuestra actitud no sea la del que quiere hacer su voluntad a toda costa, sino la del que sirve a los demás, haciendo el querer del otro más que el nuestro (cfr. Evangelio de la Misa: Mc 9, 30-37).

PELEAS POR EL MANDO

Suele pasar en algunas excursiones de medio pelo, que la gente se suele enfadar porque algunos quieren que los demás sigan su plan.

Pero Jesús enseña a sus discípulos que quien quiera ser grande ha de adaptarse a los otros. En la vida diaria esto es heroico: es como una pequeña esclavitud.

ADAPTARSE A OTROS

Uno de los Apóstoles, Santiago, nos habla de cómo tiene que ser el corazón del cristiano: sin la codicia del que busca sus intereses por encima de todo (cfr. 3,16-4,3).

Para los que no siguen a Jesucristo cualquier medio es válido con tal de hacer lo que uno quiere, porque se consideran unos expertos.

Los cristianos, sin embargo, debemos considerarnos siempre principiantes, como niños.

SIEMPRE INEXPERTOS

Algunos toman esta actitud cristiana de considerar superiores a los demás como una debilidad o como una rareza.

Piensan que lo emocionante es mandar, gobernar, imponer, pero lo verdaderamente apasionante es querer a los demás.

Porque al final nuestro Aconcagua consiste en escalar la montaña que subió el Señor al dar la vida por los demás.

sábado, 10 de julio de 2021

PESCADORES


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Dios nos ha elegido antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos (cfr Efesios1, 3-10: segunda lectura).


Esto significa que también hemos recibido la misión de ser apóstoles. Igual que los antiguos profetas (cfr. primera lectura: Amós, 7, 12-15)


Los cristianos, lo mismo que los apóstoles hemos recibido una Llamada universal al apostado (cfr. Marcos 6, 7-13).


Jesús durante tres años fue formando a aquellos Doce, que a la vez eran amigos suyos, aunque no todos perseveraron. 


El Señor no abandonó a ninguno, y siempre trató a sus Apóstoles con confianza, aún sabiendo que, en concreto uno le estaba traicionando.


Es cierto que la mayoría no fueron fieles en el momento duro de la Cruz. Porque todavía no estaban preparados. Incluso Simón, el que iba a gobernar la Iglesia. Pero pasado el tiempo estos amigos de Jesús dieron la vida por Él. 


El Señor quiere que nosotros también demos la vida por los demás con nuestro ejemplo y nuestra palabra.


Santa Teresa, con mucha simpatía dice que, le daba más devoción, y ternura, los que convirtieron almas  más que  los martirios: Pareciéndome que precia [Dios] más un alma que por nuestro ingenio y oración le ganásemos…, que todos los servicios que le podemos hacer. 


jueves, 1 de julio de 2021

PROFETA EN SU PUEBLO


El ser humano se acostumbra a todo: tanto al bien como al mal.

La gente de Nazaret se acostumbró a la presencia de Jesús. Esto es lo que pasa a la gente vulgar que no es capaz de darse cuenta cuando tiene a una persona extraordinaria (cfr. Evangelio de la Misa: Mc 6,1-6).

También a nosotros nos puede ocurrir que valoremos más a la gente con la que no hemos vivido. “Nadie es grande para su mayordomo” dice el refrán.

Jesús se queja de la falta de fe, que hace que no se descubra el paso del Señor por nuestra vida.

De todas formas siempre se nos dan oportunidades. Incluso la gente de Nazaret se dio cuenta de Jesús que hacía milagros, y de que hablaba con sabiduría, pero no lo valoraban, porque había vivido con él.

El Señor le dijo al profeta Ezequiel: Te hagan caso o no te hagan caso “sabrán que hubo un profeta en medio de ellos” (cfr. Primera lectura de la Misa: Ez 2,2-5).

Efectivamente de alguna forma nos damos cuenta de que algo pasa, pero sin fe resulta todo confuso, como les ocurrió a los de Nazaret, que se escandalizaban.

Hace falta tener los ojos puestos en el Señor (cfr. Salmo responsorial: 122) para valorar a las personas y a los sucesos de nuestra vida. Y esto se consigue en la oración mental. El verano es un buen momento para ejercitarse: mirar a Dios y sentirse mirado por él.

viernes, 25 de junio de 2021

PERDER PARA GANAR


Hay quienes le achacan a Dios todo el mal que sucede, como si el Señor fuera el causante.

Es como echarle las culpas a un Padre de las travesuras que hace su hijo, cuando ya es mayor de edad.

Dios no hizo la muerte ni se goza destruyendo a los vivientes” (Primera lectura de la Misa: Sabiduría 1,13).

La cuestión es que en la actualidad Dios está puesto como en sospecha. Poca gente se fía de Él completamente.

Sin embargo los cristianos tenemos experiencia de lo bueno que es Dios, y que la peor ofensa es considerarle responsable de las desgracias que ocurren.

Es al revés: del mal que nosotros hacemos o que nos hacen, Él saca bienes. Nos libra de los peligros principales, aunque tenga que perder provisionalmente alguna batalla.

Señor sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa” (Salmo Responsorial: 29).

La táctica del Señor en esta tierra muchas veces es “perder para ganar”.

La libertad del hombre le hace perder alguna batalla pero todo resulta bien para los que le aman.

El Señor tiene mucho poder, tanto como Amor. Por eso dice la Iglesia:

nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte y sacó a la luz la vida” (Aleluya de la Misa).

Es bueno que le pidamos todo. Las cosas espirituales y las cosas materiales. Como Jairo, que le dijo:
Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva” (Evangelio de la Misa: Mc 5, 21-43).

Pero Dios tiene la última palabra, no porque no quiera escucharnos sino porque sabe lo que sucede si nos toca la lotería.

Por eso hay que fiarse del Amor que Dios nos tiene.

viernes, 18 de junio de 2021

SENTIDO DEL SACRIFICIO


Los sentimientos del hombre son tan fluctuantes, como las mareas del mar. No podemos extrañarnos que haya en nuestra vida momentos de alta mar y otros de baja mar, tormentas y bonanza.

Ante las situaciones difíciles se puede reaccionar de distintas maneras: dramatizar, tomándose las cosas a la tremenda; o por el contrario, fiarse de Dios, que saca bien del mal.

SUFRIR CON CABEZA

Si te paras a pensarlo un poco. ¿Qué sentido tiene el tatuaje, perder kilos o echar horas a quemarse bajo el sol? Ninguno. Pero como dice un refrán: para presumir hay que sufrir.

Ir de compras y comprar barato debe ser una cosa muy costosa.

Hay personas que se sacrifican por vanidad:
-Me han mirado.
-¿Y qué? No se van a casar todos contigo, ni te van a echar monedas.

En esta vida todos se sacrifican. Pues, vamos a hacerlo por cosas que merecen la pena. Vamos a sacrificarnos por amor a Dios y por amor a los demás.

LA TEMPESTAD

En la vida de nuestro Señor no faltaron las dificultades. El Evangelio de hoy nos cuenta que mientras cruzaba con sus discípulos a la otra orilla del lago, “se levantó un huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua” (Mc 4, 35-40: Evangelio de la Misa).

Así fue la vida de nuestro Señor: en algunos momentos parecía que todo se hundía.

Esto me traía a la memoria lo que me contó un marino amigo. En una de las veces que dio la vuelta al mundo en el Juan Sebastián El Cano:

-Las olas, decía, eran de 14 metros. Fue la vez que peor lo he pasado y que más he rezado. Nadie podía dormir ni comer. Caminábamos por las paredes del barco. Ha sido la peor pesadilla de mi vida. Pero, gracias a Dios, después de dos días que parecían que no terminarían nunca, vimos la luz del sol.

Así fue la vida de nuestro Señor, aunque más que una tempestad en el mar fue que el Señor murió en la Cruz, pero resucitó (cfr. Segunda Lectura de la Misa: 2 Cor 5, 14-17). 

Los apóstoles estaban muy desconcertados, no entendían nada: “¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!” (Mc 4, 35-40: Evangelio de la Misa)

EL SEÑOR BENDICE CON LA CRUZ

Lo mismo le pasó a Job, que es figura de Cristo. Le pasó de todo. No sólo perdió a sus 7 hijos y a sus 3 hijas. También se quedó sin los 500 bueyes, las 7000 ovejas y los 3000 camellos que tenía. Se quedó sin nada.

Y cuando creyó que ya no podía sufrir más, vio con dolor que sus amigos le echaban en cara que no era una buena persona:

-si te pasa esto, le dicen, es porque Dios no está contigo.

El pobre Job estaba muy acosado, estaba como en una tormenta. Así se lo explica Dios. Le dice: -lo que te sucede no es culpa tuya, no te preocupes. Lo que pasa es que estás metido en una tormenta. (cfr. Primera Lectura: Job 38, 1. 8-11).

En la vida hay momentos de bonanzas y de tempestades. Hay que estar preparados. El que sale a la mar ya sabe lo que hay, sabe perfectamente lo que se puede encontrar.

Debemos prepararnos y construir nuestra casa sobre roca, sobre Cristo. Así, los sentimientos no son los que arrastran. Es la voluntad, la decisión, la que debe mantenerse firme y tirar de los sentimientos.

LA SOLUCIÓN ES EL AMOR

Pero no se trata de crecer en capacidad de sufrimiento, sino de crecer en capacidad de Amor. La persona que está enamorada de Cristo no tiene miedo al sufrimiento. A las madres no les importa soportar todo tipo de dificultades por amor a sus hijos.

El Señor es siempre la solución de nuestra vida. Así lo asegura el salmo: “gritaron al Señor en su angustia, y los arrancó de la tribulación. Apaciguó la tormenta en suave brisa, y enmudecieron las olas del mar.” (Sal 106, responsorial).

Una persona piadosa sale de todo, aunque sea poco fuerte, aunque se vea muy débil. Si es piadosa sale siempre adelante. Los que no se rompen es porque su amor a Dios es mayor que lo que tenían que padecer.

Jesús quiso que su Madre estuviera junto a Él en la cruz. Ella ante tanto sufrimiento, se fio de Dios.

viernes, 4 de junio de 2021

EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO


La fiesta del Corpus Christi la quiso Dios directamente para hacernos valorar la Eucaristía.

Se celebra desde hace 700 años. La historia comenzó en Bélgica. En el año 1230, en un monasterio de las afueras de Lieja, una religiosa llamada Juliana de Monte Cornillón tuvo una visión en la que se le aparecía la luna radiante, pero ensombrecida por uno de sus bordes.

UNA SOMBRA EN LA LUNA

El Señor le hizo entender el sentido de tan enigmática visión: la luna radiante significaba la Iglesia Militante –la que formamos los que estamos en esta tierra–, y la sombra hacía alusión a la ausencia de una fiesta dedicada específicamente a la adoración del Cuerpo de Cristo.

Las visiones de la mística belga fueron examinadas por una comisión de teólogos, entre los que figuraba Jacobo Pantaleón. Años más tarde, este sacerdote era elegido Papa con el nombre de Urbano IV.

LAS DUDAS

Dos años después de la elección del Papa Urbano, en 1263, se produce el prodigio de la Misa de Bolsena. Podemos recordar lo que sucedió.

Pedro de Praga, sacerdote muy piadoso, era tentado con dudas sobre la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Iba camino de Roma y se detuvo en Bolsena para decir Misa. Al partir la Hostia consagrada se le convirtió en carne, de la que salían gotas de sangre, que cubrieron el corporal. Lleno de terror, suspendió la Misa y llevó los corporales a la sacristía.

LA INTERVENCIÓN DEL PAPA

Urbano IV se encontraba en Orvieto, cerca de Bolsena, y pidió que le llevaran esos corporales. El Papa con toda su corte los recibió de rodillas. Estos corporales se conservan en Orvieto. Este milagro, junto al recuerdo de la visión de la religiosa, hizo que el Papa instituyera en toda la Iglesia la fiesta que ya se había celebrado en Lieja años antes.

Y LA SANGRE

El libro del Éxodo nos habla de que Dios hizo un sacrificio de holocausto y tomó la sangre, diciendo: «Esta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros» (Primera lectura: Ex 24, 3-8).

Esta sangre es símbolo de otra que celebramos en la fiesta del Cuerpo y de la Sangre de Jesucristo, que se nos ha dado como alimento. El Señor dijo en la Última Cena «Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos» (Evangelio: Mc 14, 12-16.22-26). Anteriormente había dicho que debíamos beber su sangre para alimentarnos de Él. En el misterio de la Sangre y Cuerpo de Cristo está Jesús.

–Señor, que no nos acostumbremos a tu presencia en la Eucaristía.

EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO

Dice la Escritura que el hombre no sólo vive del pan natural, sino de otro tipo que es el pan sobrenatural.

A este alimento del Cielo es al que llamamos Corpus Christi: el Cuerpo de nuestro Señor que se nos da como «verdadera comida» y su sangre que se nos da como verdadera bebida (cfr. Jn 6, 55).

Dice San Pablo que el que come su carne y bebe su sangre vivirá una vida distinta y eterna: la vida de Cristo: «El que come de este pan, vivirá para siempre» (Aleluya). «El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él –dice el Señor» (Antífona de Comunión)

EL PAN DEL CAMINO

Este alimento nos lo deja el Señor para tener fuerza y superar las dificultades: los desánimos, el cansancio. En definitiva, nos lo da para llevar una mejor calidad de vida sobrenatural.

–Jesús, Pan del Cielo, danos la Vida Eterna.

Nos deja un pan de esta vida que nos lleva a la otra. No sólo eso, sino que quería estar con nosotros hasta el fin de los tiempos.

–Bendito seas, Jesús, en el Santísimo Sacramento del altar.

BEBER SU SANGRE

Dios quería ser nuestro. Y para eso, se hace alimento, algo que se come y bebe y que llega a formar parte íntima de cada uno; se hace uno con nosotros.

Jesús quiso que el verbo comer apareciera en el Evangelio. Y lo hizo porque explica muy bien la unión que quiere tener con nosotros. No hay mayor unión que ésta.

Si lo piensas, es impresionante. No hay varios Jesucristos, sino solamente uno: el que está en el Cielo es el mismo cuya carne comemos y cuya sangre bebemos.

Esta fiesta nos reúne a todos, como se reúnen las familias para almorzar, incluso en la terracita de la calle. En la procesión del Corpus salimos para ver a nuestra verdadera Comida.

Sabiendo que siempre nos aprovecha, aunque a veces nos distraigamos. Lo mismo que a una persona hambrienta le alimenta lo que toma, aunque esté acatarrada y no saboree lo que come.

Este Cuerpo y esta Sangre se formaron en la Virgen María. De alguna manera misteriosa Ella también está presente en la Eucaristía.

viernes, 28 de mayo de 2021

SANTÍSIMA TRINIDAD



Hace unas semanas, vi una madre que llevaba a su niño de la mano por la calle. Cruzaron la calle, se dirigió a un policía, le preguntó algo, el poli le indicó un sitio y se fue hacia allí, siempre con el niño cogido.

Y pensaba yo al verles que así hace también nuestra Madre la Iglesia con nosotros.

Nos lleva de la mano hacia Dios, porque sabe que lo necesitamos. Para eso, nos facilita el trato con el Señor a través de las fiestas litúrgicas.

Hoy celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad. Y nos atrevemos a pensar en cómo es Dios.

Hubo un escritor muy conocido en Inglaterra (Collins), famoso por su incredulidad, que se encontró en cierta ocasión con un obrero que iba a la iglesia y le preguntó con ironía:–¿Cómo es tu Dios, grande o pequeño?

El obrero le contestó con sencillez: -Es tan grande que tu cabeza no es capaz de concebirlo, y tan pequeño, que puede habitar en mi corazón (Cfr. T. Tóth, Venga a nosotros tu reino).

LA BONDAD DE DIOS

Bendito sea Dios Padre, y su Hijo unigénito, y el Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia de nosotros (Antífona de entrada).

Así vamos a empezar nuestra Misa: alabando a Dios, que se abaja a querernos como somos, no como Él quiere que seamos. Tiene misericordia de nosotros, asume nuestra miseria, no sólo las cosas buenas que Él nos ha regalado.

¡Cómo descansa saber que el Señor nos quiere con nuestros defectos! Por eso, es capaz de perdonarnos, porque nos quiere. Carga en su corazón con lo malo que tenemos: así de bueno y grande es nuestro Dios.

LA ALEGRÍA DEL ENAMORADO

Ante el amor lo que te sale es cantar. Es como lo que le sucede a la gente que se enamora: cuando se ven correspondidos explotan de alegría.

Se les nota porque no hablan de otra cosa. Están como ensimismados. Incluso los más rudos se vuelven un poco cursis.

Pues, nosotros, al ver el Amor tan grande de Dios, nos volvemos litúrgicos y repetimos lo que han dicho tantos santos durante siglos: A ti gloria y alabanza por los siglos.

-Te reconocemos, Señor, como único Dios (cfr. Dt 4,32-34. 39-40: Primera lectura).

Nos sale solo decir con el Aleluya de la Misa: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Y con el salmo: Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

EL AMOR DE DIOS

San Juan nos dice en el Evangelio: tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna (Jn 3, 16-18).

¿Cómo nos podemos imaginar el amor que Dios nos tiene? ¿Cómo podríamos entenderlo?

Podemos seguir pensando en el amor humano. Es una imagen no perfecta, pero que todo el mundo entiende.

De hecho, las películas románticas nunca pasan de moda, porque reflejan como está hecho el corazón del hombre.

El amor es tan fuerte que constituye una Persona: Dios Espíritu Santo. El amor entre un hombre y una mujer es tan fuerte que engendran vida.

También el amor de un padre y una madre representa el amor de Dios. Quizá el amor de madre es el amor más fuerte que se da en esta tierra. Puede ser el más parecido al que Dios nos tiene: porque Dios aunque es Padre nos quiere también con corazón de madre.

El Señor, como buen Padre, está con nosotros todos los días, no nos deja (cfr. Mt 28,16-20: Evangelio de la Misas).

Por eso entendemos que san Pablo diga que podamos llamar a Dios como llaman los niños judíos a sus padres: ¡Abba! (Padre) (Rm 8,14-17: Segunda lectura).

LA VIDA INTERIOR DE DIOS

Decíamos que la Iglesia nos lleva de la mano para que nos sorprendamos ante este admirable misterio. Tres personas en la más estrecha unidad. Tres personas que se relacionan en una comunión de Amor.

Una Trinidad de Personas que dan y reciben perfectamente durante toda la eternidad. Se quieren para siempre y mucho. Así es la vida interior de Dios.

Qué bien se entienden las palabras de Benedicto XVI cuando dice: Dios no es soledad infinita sino comunión de luz y amor.

Ante un Dios así caemos de rodillas y, la Iglesia, nos recomienda que repitamos una y otra vez: Tibi laus, Tibi gloria, Tibi gratiarum actio in saécula sempiterna. O Beata Trínitas!

Con todas las fuerzas de nuestro corazón y de nuestra voz, te reconocemos, Señor, te alabamos y bendecimos.

San Josemaría, cuando rezaba el Sanctus, Sanctus, Sanctus de la Misa, disfrutaba pensando que miles de ángeles revoloteaban por ahí, cerca del altar, dispuestos a adorar a Dios.

EL CIELO EN LA TIERRA

Los santos, como querían tanto al Señor, han procurado también hacer como él: querer mucho también a sus enemigos.

Porque es más humano y más divino la comunión, la unión con los demás, que la lucha, la división y el egoísmo.

Dice San Pablo: tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros (2 Cor 13, 11-13).

DIOS NOS BUSCA

Somos sociables, necesitamos compartir. Eso es lo que hace Dios: busca compartir con los hombres todo su amor, le sale solo.

Así buscó a su pueblo elegido y lo sacó de las tierras de Egipto con brazo fuerte (cfr. Primera lectura).

Lo peor de todo es que el hombre rechaza ese amor con el pecado. Eso fue lo que les ocurrió a los judíos, que se hicieron un becerro de oro y se enemistaron con él.

La situación de amistad con Dios, que existía antes, en el paraíso, se rompió con el pecado. Adán y Eva quisieron hacerse como Dios y se alejaron de él.

SER COMO DIOSES

El hombre se convierte en más santo cuanto más se parece a Dios. Nos convertimos en imagen suya cuando comulgamos.

Dios se realiza entregándose. A nosotros nos pasa lo mismo. Uno se realiza plenamente cuando se entrega, no cuando se afirma a sí mismo. Esa es la Trinidad, y esa es la vida nuestra.

Una cosa es pecado no porque Dios, de manera arbitraria, declare que lo sea, sino porque destruye la verdad del hombre: que estamos hechos para los demás.

Gracias a María late un corazón humano en el interior de la Trinidad. Gracias al fiat de la Virgen se hizo hombre Dios. Para que nosotros participáramos de su vida divina.

Gracias a Ella somos humildemente dioses, porque contamos con nuestro Padre Dios y con la misma Madre.

viernes, 21 de mayo de 2021

PENTECOSTÉS

 

Casi todos los años se reúnen, en distintas ciudades, miles de personas para celebrar la llegada de la primavera haciendo un macrobotellón.

En Granada había gente de muchos sitios. Además de los universitarios de la ciudad, también vinieron de otras provincias: Jaén, Almería, Madrid, etc. Durante toda la tarde se vio un río de personas que iba con la clásica bolsa de plástico con todo lo necesario. El ambiente era de ilusión, de alegría por la que se iba a armar.

BORRACHERA SIN ALCOHOL

El día de Pentecostés también se reunieron miles de personas en Jerusalén para celebrar la Fiesta de la cosecha, que se tenía cincuenta días después de la Pascua.

En griego, la fiesta de la cosecha se traduce con la palabra Pentecostés, porque se celebraba 50 días después de la Pascua. Venían de Libia, Cirene, de la actual Irak. Casi todos eran judíos nacidos y educados en países extranjeros; por eso hablaban lenguas distintas. Aquello no dejaba de ser un espectáculo curioso.

En ese día los discípulos del Señor estaban reunidos en un mismo lugar, unidos por el miedo, que es lo más penoso que puede unir. Y, de repente, llegó el Amor de Dios (cfr. Hch 2, 1-11: Primera lectura de la Misa).

«Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar» (Hch 2,4). Se llenaron del Espíritu Santo,vque produce en el alma los efectos del vino y empezaron a hablar.

DESINHIBIDOS

De esta manera pasaron aquellos primeros cristianos del miedo y de la tristeza a la ilusión, a la ilusión de la juventud, y así nació la Iglesia (cfr. Prefacio de la Misa de Pentecostés). En cambio, en el botellón de Granada algunos pasaron del punto al coma, del puntillo al coma etílico.

Hay un filósofo español que ha escrito un libro que se titula: «Breve tratado sobre la ilusión». En castellano la palabra «ilusión» tiene varios significados.

Se habla de un «iluso» cuando una persona tiene ideas que no están fundadas en la realidad. Pero también el término «ilusión» tiene una carga positiva: por eso hay cosas que llamamos ilusionantes Es la ilusión tan propia de los niños, los locos y los borrachos.

LOCUACES

Precisamente uno de los efectos del alcohol es transformar la realidad y hacerte más expansivo.

Me contaron que algunos locutores de radio, antes de salir en antena, se toman un copazo, para tener así más facilidad de palabra. ¡Cómo cambia la cosa cuando se tiene el cuerpo entonado!

Pues el Amor de Dios, el Espíritu Santo, es como el vino que enardece, ilusiona y nos hace hablar con el lenguaje que la gente entiende, el lenguaje del corazón.

Por eso le decimos con la Iglesia: –Ven Espíritu divino (…) riega la tierra en sequía. –Entra en el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. –Infunde calor de vida en el hielo (Secuencia de la Misa de Pentecostés).

Los Apóstoles «se llenaron del Espíritu Santo y hablaron de las maravillas de Dios», nos dice el Libro de los Hechos. Aquel día, los Apóstoles no se cortaron un pelo. De hecho, la gente que les escuchó estaba asombrada y perpleja. Tanto que se decían unos a otros: –«¿Qué puede ser esto?». Y otros se burlaban diciendo:–«Están bebidos» (cfr. Hch 2, 12–13).

Dicen, y es muy probable, que la cerveza la inventaron los monjes. Por algo sería...

ENAMORADOS

Los Apóstoles estaban llenos del Espíritu Santo y, por eso, no les paró nadie. San Pedro gritaría las maravillas de Dios en el idioma de la Capadocia. También Santo Tomás se pondría a hablar con fluidez la lengua de los medos, y San Mateo anunciaría el Evangelio como los bereberes del norte de África. Unieron a todos los que estaban allí hablando del Amor de Dios en distintos idiomas.

UNA LENGUA ÚNICA

Todos recordamos cómo la civilización antigua levantó una torre que acabó separando a los hombres de Dios, y a los hombres entre sí, porque no hablaban el mismo lenguaje.

Eso fue Babel, el orgullo que condujo a la separación. Es lo contrario de Pentecostés. Porque el Amor de Dios no tiene barreras. Nos lleva a hablar en el lenguaje que todo el mundo entiende: el lenguaje del afecto, del amor.

Pero el lenguaje es un vehículo; lo importante es el contenido. El mensaje que nosotros tenemos que transmitir es que tanto amó Dios al mundo que nos entregó a su Hijo. Ésta es la maravilla de Dios (cfr. Hch 2, 11).

VERGÜENZA CORNUDA

El diablo no quiere que la gente sepa esto. Nos tienta para que no hablemos de Dios. Nos mete la idea de que si hablamos, entonces los demás nos mirarán como si fuéramos personas raras.

Nos mete miedo y vergüenza: ¿qué van a decir si invito a este amigo para que vaya a Misa conmigo? o ¿qué pensará si le digo que haga un rato de oración o que se confiese...?

El tentador nos quiere convencer de que si hacemos apostolado vamos a perder puntos delante de los demás. Pues quédate sin puntos, como le sucede a los que conducen borrachos. Quédate sin puntos, pero tú conduce a la gente al Cielo.

Ven, Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles (Aleluya de la Misa).

María es su Esposa. Está llena del Espíritu Santo. Ella nos lleva al Señor casi sin darnos cuenta. Con Ella el amor a Dios entra solo, como el buen vino, y va directo al corazón.

viernes, 14 de mayo de 2021

EL OSCAR


 EL SEÑOR se encarnó para poder sufrir por nosotros. Porque Dios no podía sufrir, a menos que se hiciese hombre.


Hemos comprobado el amor que el Señor nos tiene: nada más hay que mirar sus manos y sus pies para emocionarse.

Por nuestro amor sufrió esas tremendas heridas, y muchas humillaciones.

El día de la Ascensión (cfr. Hch 1, 1-11: Primera Lectura de la Misa) llegó Jesús a la Gloria y recibió todo el agradecimiento desbordante, que hasta entonces había estado conteniendo el Cielo.

APLAUSOS

El día que Jesús entró en el Cielo fue como una explosión de alegría. Me acordaba de las Jornadas Mundiales de la Juventud con Juan Pablo II: Santiago de Compostela, Denver, París, Roma, o la última que hubo con Benedicto XVI en Colonia, en la que a lo mejor estuviste.

Impresionaba ver miles y miles de jóvenes, y no tan jóvenes, aclamando al Papa cuando pasaba con el papamóvil entre la multitud: gritos de ¡Viva el Papa!, banderas al viento, gente corriendo intentando seguir el coche blanco…

Podemos imaginarnos así la entrada de Jesús en el Cielo. Tuvo que ser como una explosión de júbilo. Como cuando llega la primavera, que parece que la naturaleza, de repente, despierta de golpe. Se abren las flores y se llena el ambiente de aromas. Incluso la gente parece que tiene una alegría que no puede contener y hablan más. Están contentos casi sin esfuerzo.

Es lo que le pasa a la gente que está a la salida de la Catedral de Granada el día del Corpus cuando ven aparecer la custodia: que rompen a aplaudir con fuerza. Así sería el recibimiento en el Cielo el día de la Ascensión.

Dice la Escritura que ese día los Apóstoles se volvieron llenos de alegría.

EL PREMIO

La gran alegría de que Jesús volviera al Padre pudo más que la tristeza de no volver a oírle y verle como antes en la tierra. Es un día de fiesta, no de ayuno y luto.

La primera Navidad fue un día bonito para los hombres, pero Jesús tuvo que pasar frío. Hoy el Señor también disfruta del momento. Es su día. El día de su Gloria. Dios Padre, que se deshace en cariño y ternura, por la obediencia y la humildad de su Hijo hecho hombre.

Y los Ángeles, que se maravillan, por servir a un Dios tan bueno. Y los Santos que estaban allí con una emoción impresionante: sobrecogidos por un Amor tan fuerte.

EL MEJOR TRABAJO

Un Amor más grande que el dolor y la muerte. El Señor ha transformado esos dos productos del infierno.

Dios, como hace siempre, del mal saca bien, y de un río de maldad saca un océano de cariño. ¡Qué alegría más grande tener un Dios tan bueno!

Dice el salmo que el Señor «asciende entre aclamaciones». Dan ganas de estar allí para aplaudir con fuerza (cfr. Sal 46, 2), en agradecimiento por todo lo que ha hecho Jesús por cada uno.

–Nos alegramos por Ti, Señor, porque has dejado este mundo en el que tanto padeciste, para gozar de la eternidad;
–nos alegramos por nosotros, porque la humanidad ha tomado por asalto la ciudad del Cielo;
–porque Tú, Señor, que en ocasiones nos llamas a compartir tus sufrimiento, nos llamarás a compartir tu Gloria.

A LA ESPERA DE NUESTRO AÑO

Nosotros también somos hombres. Dentro de unos años llegará el momento de recibir el resultado del jurado por nuestra actuación en este escenario de la tierra.

Lo que más se valorará entonces será el cariño con que hayamos interpretado todo, y si hemos sido capaces de trasformar el mal en bien. Esta es la verdadera ciencia del artista.

El Señor recibió el día de la Ascensión el Óscar al mejor hombre que ha existido. Allí está desde entonces a la derecha de Dios Padre (cfr. Ef 1, 17-23: Segunda Lectura de la Misa).

Y nos ha dejado aquí para continuar con su misión (cfr. Mc 16, 15-20: Evangelio de la Misa), que consiste en llevar el secreto de la felicidad a todas las gentes del mundo.

NUESTRA PELÍCULA

Nuestra misión es que mucha gente gane su «estatuilla». Éste será nuestro mejor premio: el que ganen los demás. Cuando entremos en el Cielo –que es Hollywood– mucha gente elegante nos aplaudirá a rabiar, trofeo en mano. Pues nosotros les ayudamos a ellos a ganarlo.

Estaremos igual que los que suben a recoger el Óscar, como en una nube, flotando, pero no durante unos días, sino por toda la eternidad.

La que más se alegró de la Ascensión fue María. Por fin Jesús gozaba de toda su Gloria. Ella disfrutaría de un recibimiento parecido el día que subió al Cielo. Es la mejor entre todas las mujeres. Supo cumplir su misión. No era para menos, «la Astilla proviene de tal Palo».

domingo, 2 de mayo de 2021

LA CHAMPIONS


El Papa en su libro sobre Jesús de Nazaret, cita un salmo que explica porqué lo ha escrito: el interés que tiene en conocer mejor al Señor.

Es el Salmo 27,8–9 se refiere a Dios y dice: «De ti ha dicho mi corazón: “Busca su rostro”»

Y continua el Salmo hablando con Dios: «Sí, tu rostro, Señor, es lo que busco; no me ocultes tu rostro, no rechaces irritado a tu siervo»

Esto se lo podemos decir ahora al Señor en la oración: –Nuestro mayor interés es tener amistad contigo. Es así como nunca nos encontraremos solos.

UN EJEMPLO ACTUAL

Desde luego que en la vida existen más cosas que ésta. Como humanos que somos tenemos también otras cosas que nos ayudan a descansar. Por ejemplo los deportes.

En la actualidad algunos equipos de fútbol se juegan su permanencia en Primera División.

No es lo mismo estar jugando con los grandes equipos que bajar al purgatorio de la Segunda.

La fe nos habla de lo que tiene que ser pasión para los cristianos, nuestro principal ejercicio. En definitiva, el Evangelio nos habla de lo que Dios ve como la permanencia en Primera.

EN PRIMERA

Los hombres de todas las épocas se han preguntado siempre cómo alcanzar la felicidad.

Y muchas veces han encontrado tres salidas para conseguirla: el dinero, el placer, y el poder.

Quizá se identifican con las tres concupiscencias de la que habla San Juan: la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida.

De esas tres cosas. El dinero es el medio para conseguir cualquier cosa. Y aunque vivimos en una sociedad metalizada, nos damos cuenta que por ahí no anda la felicidad.

Tampoco está en el placer, que aunque ya no es un medio como el dinero, nos afecta interiormente. Pero vemos que no nos llena del todo.

El poder aparentemente atrae más a los mayores que a los jóvenes. Pero se ha dicho que «nadie se escapa de su capacidad de seducción».

En una obra maestra de la literatura y del cine de todos los tiempos se nos relata la historia de un anillo de poder.

¡Que levante la mano aquél que no le guste mandar! El ansia de los hombres por gobernar y mantener su posición –como se demuestra en la política– debe ser arrebatador.

Por eso se ha escrito: «Las alfombras de los salones donde acontecen los traspasos de poderes en los Ministerios y Secretarías del Estado están regadas por las lágrimas de melancolía de los salientes y de emoción de los entrantes». Conmovedor.

Siempre ha sucedido: el dinero, el placer, el poder, seducen. En definitiva buscamos el éxito. Como los jugadores de todos los equipos buscan la permanencia en Primera.

Y el mensaje que nos transmite es otro. Dice Jesús: «permaneced en mí». Jn, 15,4).

Para los cristianos jugar en Primera División es permanecer en Jesucristo.

–«Permanece con nosotros», le decimos al Señor.

Así le dijeron al Señor dos discípulos, horas después de la Resurrección.

Y el Papa el lunes de la octava de Pascua nos decía:

«En estos días (...) oiremos a menudo resonar las palabras de Jesús: “He resucitado y estoy siempre contigo”».

NO SÓLO EN BBC

–Permanece con nosotros, Señor, por se hace de noche cuando Tú no estás al lado.

Este es nuestro ejercicio, nuestro deporte: permanecer en el Señor.

Y nos ocurre que a veces perdemos partidos, oportunidades, y vamos bajando en la clasificación.

–¿He tenido presente al Señor esta mañana?

Pues se permanece en Jesucristo cuando se le tiene presente durante el día. No basta con tenerle presente en los momentos estelares.

Como algunas personas que se relacionan con Dios sólo en Bautizos, Bodas y Comuniones: BBC. Así es muy difícil estar con él de manera más o menos continua.

TRATO

Si queremos permanecer en el Señor, y no sólo ser conocido de BBC hemos de tratarle mucho. Los santos han sido amigos de Dios porque lo trataban continuamente.

Jesús dedicaba mucho tiempo a la oración, a tratar a su Padre Dios, a escucharle.

Porque Dios habla a través de los sucesos de esta vida. Si los vemos con ojos de eternidad, los acontecimientos actuales son minúsculos: pronto los olvidaremos.

¿Dónde están ahora las glorias de la selección española de hace 20 años?

¿Quizá dentro de 200 años ya no guste el fútbol?

Como diría Jorge Manrique, que no es un entrenador argentino, sino un poeta:

"¿Qué fue de las preocupaciones, que teníamos hace 2 años, de los fracasos de hace 20? Nadie se acuerda."
Todo pasa menos nuestra amistad con Dios.

DIOS NO ABURRE

Con el tiempo uno se va dando cuenta de que no hay almas gemelas. Nadie, por muy amigo que sea, puede llegar a comprendernos totalmente. Siempre hay algo que nos separa, que no podemos comunicar. Eso en el mejor de los casos.

Qué pena es estar solo. Sentirse sin posible comunicación, cuando hemos sido creados para relacionarnos. Para conocer y ser conocidos, amar y ser amados.

Hace poco, yendo por la calle con un amigo me decía que la gente mayor estaba muy sola. Me lo hacía ver porque pasamos al lado de una señora mayor que iba sola con una bolsa llena de lechugas.

Al principio pensé: caray qué capacidad de sacarle punta a todo. Pero luego vi que era verdad, hay gente que está muy sola, por lo menos aparentemente.

Digo aparentemente porque te encuentras con personas que viven solas pero que se sienten muy acompañadas por el Señor. Y, dicen, que si no fuera por él se aburrirían.

Una persona que viva bien su vida cristiana no puede sentirse solo, porque Él nos conoce y nos quiere más que nosotros mismos podemos hacerlo.

UNA PETICIÓN URGENTE

El Salmo (116,9–13) viene a recoger un desahogo del Autor: Quiero vivir en presencia de Dios en mi vida corriente. ¡Tengo fe, aún cuando pienso: «Me apalean porque me ven débil»!,
yo que he dicho en mi tribulación: «No hay nadie que quiera ayudarme».

De todas formas ¿Cómo podré pagar a Dios todo el bien que me ha hecho? Lo que haré es beber el cáliz de sufrimiento, llamando al Señor para que me ayude.

Y Él nos dice: –Ten paz, estoy siempre contigo.

JUNTO A NOSOTROS

Jesús está continuamente junto a nosotros, pero no nos damos cuenta. La fe hace que le veamos sin verle. Que le hablemos aunque parezca que no responde.

El Señor siempre contesta. Lo que ocurre es que hay que descubrir la forma en la que habla.

El nos habla más con hechos que con palabras. Porque la Palabra suya ya la pronunció, y suena en nuestros oídos.

Nos habla con hechos, con lo que los teólogos llaman Providencia.

Las cosas que nos ocurren durante el día podemos verlas como venidas de la mano de Dios, aunque nos contraríen.

Sobre todo notar su presencia al pedirnos que le ayudemos a llevar la cruz.

Y es que cuando el Señor nos envía cosas buenas es porque nos quiere, y cuando permite cosas que la gente llama malas, es para ver si le queremos a Él.

JUGAR LA CHAMPIONS

Para ganar en amistad con el Señor hay tratarle en la Eucaristía: se ha quedado no sólo para sus grandes santos, sino para que nosotros también seamos grandes amigos.

Si en la Comunión lo tratamos bien no sólo estaremos en Primera, sino que jugaremos en el mismo equipo de Dios.

Vamos a decirle a Jesús que nosotros queremos recibirle como le recibió la Virgen.

Ella no buscó el triunfo, ni el dinero, ni el placer, ni el gobierno. Ella buscó el rostro del Señor, y se lo encontraba en su casa. Allí donde nadie lo buscaba, allí estaba junto a María.

FORO DE MEDITACIONES

Meditaciones predicables organizadas por varios criterios: tema, edad de los oyentes, calendario.... Muchas de ellas se pueden encontrar también resumidas en forma de homilía en el Foro de Homilías